sábado. 04.05.2024

Décadas atrás, en una de sus actuaciones en este histórico coso, Peralta vivió una curiosa anécdota que plasmó en una poesía que luego se convirtió en famosa sevillana, con dos de sus caballos enamorados “de una yegua de Castilla”. Ésta ha quedado inmortalizada en una cerámica descubierta en honor del veterano maestro, una de las máximas figuras del toreo a caballo de todos los tiempos. 

El nombre de Ángel Peralta ha quedado inmortalizado en los muros de la plaza de toros de Manzanares, donde desde este domingo comparte honores con otro sevillano, Ignacio Sánchez Mejías, aunque por motivos bien distintos. Es el rejoneador que más veces ha actuado en esta plaza, con nueve festejos entre el 11 de agosto de 1956 y el 20 de julio de 1984. En esa última ocasión volvió a salir a hombros. Este domingo, justo treinta años después, Peralta volvió a abrir la puerta grande de la plaza manzanareña para entrar por ella y desvelar una cerámica en su honor como homenaje del Ayuntamiento de Manzanares a quien es una leyenda viva del rejoneo.

En señal de agradecimiento, el casi nonagenario caballero leyó un soneto propio, dedicado a Manzanares, escrito para la ocasión y del que entregó una copia enmarcada al Ayuntamiento. Dijo que este acto tenía mucha importancia para él “en La Mancha de Cervantes”. Y es que el maestro rejoneador es también gran aficionado a las letras y tiene cinco libros publicados. Precisamente, una anécdota ocurrida en los años 60 del pasado siglo en la plaza de Manzanares inspiró uno de sus poemas, popularizado luego como sevillana por los Hermanos Reyes y por María del Monte. Es el que narra cómo dos de sus caballos se enamoraron de una yegua de Castilla.

En presencia de Peralta y el resto de público asistente al acto, el cuadro flamenco de la Asociación Cultural La Soleá, de Valdepeñas, interpretó durante el homenaje esta sevillana con Ángel Portillo “El Porti” al cante; Quintana de Valdepeñas, Jesús Peñalver, Luis Fernández y Antonio Piqueras a la guitarra; y Antonio “El Jaro” al cajón. 

Esos versos son los que ilustran la cerámica diseñada por Rosa Godoy que Ángel Peralta desveló en los muros de la puerta grande en compañía de las autoridades. Además reproduce el hierro y la divisa del rejoneador, así como las rosas, que él puso por primera vez junto a una banderilla como homenaje a una dama -en anécdota que con verso incluido recordó ante el público- y que desde entonces se ha convertido en una de las suertes del rejoneo. 

El alcalde de Manzanares, Antonio López de la Manzanara, presidió el homenaje de la ciudad a esta gran figura del rejoneo por ser el que más veces ha toreado, por cumplirse 30 años de su última puerta grande y por la citada anécdota de sus caballos con la yegua de un alguacilillo. “El homenaje era imprescindible por la gran cantidad de veces que ha hecho el maestro disfrutar a los aficionados de Manzanares y por esta bonita historia”, explicó el primer edil.

Ligada a Sánchez Mejías, la plaza de toros de Manzanares queda también unida a otra gran figura, Ángel Peralta Pineda. “A partir de hoy, dos sevillanos de gran categoría avalan la historia de nuestra mítica y centenaria plaza de toros”, señaló el alcalde, que mostró su orgullo de poder presidir este homenaje de toda la afición taurina a un rejoneador que ha estado en activo más de 55 años, “que ha encumbrado este arte a lo más alto”, que cuenta con un busto en bronce en la Maestranza de Sevilla y que en 2013 recibió del Gobierno Español la Medalla de Oro al Mérito de las Artes. 

Ángel Peralta entra por la puerta grande en Manzanares