jueves. 28.03.2024

Ángel Rico Escribano, responsable de Relaciones Institucionales y miembro de la Junta Directiva de la APAE, asegura que son muchos los temas a poner sobre la mesa durante este encuentro, temas de absoluta actualidad como el exceso de producción, la recuperación del consumo interno, la valoración de las exportaciones, la mejora de las estadísticas y la unión del sector para aprovechar los recursos y sinergias.

En su opinión, “además de controlar la producción vitícola,  es fundamental aumentar el consumo per cápita  interno, situado en este momento en  19,9 litros por año, hasta cotas similares a la francesa (47,7),  portuguesa (42,5), o italiana (37,1)”. Como indica en una entrevista con la organización de FENAVIN, “resulta paradójico pretender vender vino en, por ejemplo, un país musulmán como Turquía, cuando en la totalidad de los municipios productores de vino de Castilla-La Mancha, se consume anualmente más cerveza que vino”.

Para Rico, la posición del vino español en el mundo es el de “la gran bodega de la que se abastecen nuestros competidores. Una gran calidad a un precio bajo, por el –innegable— exceso de producción”, mientras que, entre los propios consumidores españoles, “se mira como un producto que no ha sabido evolucionar a los cambios sociales, que mantiene lenguajes y presentaciones poco acordes a los nuevos consumidores, los jóvenes. Es decir, una gran mayoría del vino que se produce no es aceptado por los nuevos y potenciales consumidores y, al distanciamiento, entre la oferta general y la demanda de los jóvenes, me remito”, asegura.

Para conseguir remontar las cifras bajísimas de consumo, el entrevistado cree que “habría que mejorar el conocimiento del consumidor, adaptando la oferta a la demanda, sin esperar que sea al contrario”. A su juicio, y entendiendo que el mercado es el que manda “y sin perder nuestras señas de identidad, podemos apostar por nuevos envases, lenguajes, presentaciones, tamaños, cierres y desarrollar campañas de promoción basadas en la información y la formación. Hoy día será imposible aumentar el consumo interior de vino sin llevar a cabo una planificada campaña conjunta de publicidad directa y plurianual”.

La principal diferencia entre un consumidor de vino español y otro de otras nacionalidades, como la francesa “es su cultura, reconocimiento y valorización de lo propio. Los españoles tenemos un conocimiento vinícola muy bajo y creemos poco en su calidad. Pensamos que cualquier producto de fuera es mejor. Todo lo contrario de los franceses y portugueses”.

A su juicio, la receta para que nuestros vinos tengan una mayor cuota de mercado exterior y una mayor presencia en el mercado nacional es la misma: “Presentar una imagen colectiva, basada en la calidad de nuestros vinos y las condiciones naturales bajo las que se producen. No hay que olvidar que un exceso de oferta,  hace disminuir el precio del producto y, un producto a bajo precio es considerado, por los consumidores poco informados, como de “menor calidad”.

En otro orden de cosas, y en cuanto a cómo valora FENAVIN, Rico afirma que lo que más le gusta de la Feria es que “tiene la suficiente personalidad para mirar cara a cara a cualquier otra feria profesional del mundo”. En cuanto a lo que menos le gusta, es contundente: “Una gran parte de los asistentes implicados, vinicultores y bodegas, participan pensando que sean los otros quienes les resuelvan sus propios problemas, olvidando que la situación actual o se resuelve en equipo, o será imposible de solucionar”.

En su opinión, “la importancia de una feria debe estar en la capacidad de dar respuesta a las exigencias de cada momento y es indiscutible que FENAVIN cumple con esa máxima”, concluye.

Ángel Rico: “El vino en España no ha sabido evolucionar con los cambios sociales”