jueves. 28.03.2024

Un libro que incluye también DVD y en el que a través del testimonio de los descendientes de los antiguos cangrejeros se rinde homenaje a un oficio que permitía vivir a muchas familias en Carrión que encontraban su sustento en la riqueza del río Guadiana. Un oficio que además ha puesto de manera simbólica la primera piedra del que será el futuro Museo Etnográfico, en la segunda planta del centro cultural de la localidad, donde ya cuenta con su rincón específico.  

La presentación, con lleno total, contó con la presencia de la alcaldesa de Carrión, Ana Mª López, que clausuró el acto, y de la concejala de Cultura, Mª Carmen Moya, que fue la encargada de la apertura puesto que además procede de familia cangrejera. Actuó como maestro de ceremonias Julio Rodríguez, de la Asociación Naturalista, e intervinieron el presidente, Recaredo Ávila, y el prologuista del libro, Juan Rodríguez.

Carrion_Cangrejeros MCarmen Moya concejala (Copiar)

Carrion_Cangrejeros Juan Rodríguez (Copiar)

La regidora, en sus palabras de cierre del acto, resaltó la importancia de la labor que inició el año pasado esta Asociación, con “Los Yeseros”, investigando y recordando oficios tradicionales de gran importancia para la economía de la localidad en tiempos pasados. López aseguró que es necesario mantener viva la tradición y la esencia de los carrioneros y animó a luchar por recuperar el cangrejo autóctono, prácticamente extinguido.

Carrion_Cangrejeros clausura alcaldesa1 (Copiar)

Uno de los momentos más emocionantes del acto fue la intervención de Sandra, una joven bisnieta de un cangrejero, que leyó unas palabras dedicadas por su abuela a su padre en las que lamentaba la situación actual del río Guadiana, que para muchos pervive en el recuerdo como fuente de riqueza y vida.

Pero no todo fueron emoción y lágrimas en este acto ya que resultó una presentación muy amena y divertida a la vez que reivindicativa. Gracias a las decenas de anécdotas que los protagonistas del vídeo que se proyectó fueron contando y donde se volvieron a escuchar palabras casi ya olvidadas como “garlito”, “nasa” o “pará” hubo sonrisas y risas, pero también hubo lugar para denunciar que la acción del hombre, canalizando el río y destruyendo los molinos y presas, a la vez que desamortizando las riberas para convertirlas en tierras agrícolas, acabó con el río Guadiana tal y como lo conocieron sus cangrejeros y pescadores.

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