La coqueta sala de catas del nuevo edificio, situada en la primera planta sótano, se llenó para seguir las explicaciones del enólogo de esta bodega, que presentó varios vinos blancos jóvenes y algunos tintos de la marca de cabecera de esta empresa, Señorío de Guadianeja. Minutos antes de iniciarse la cata, el jefe de ventas de Vinícola, Ángel Mazarro, destacó la importancia de este tipo de encuentros para promocionar el vino. “Estas catas son cada vez más importantes, el vino está de moda y saber cómo beberlo es una cultura”. El comercial cree que la gente joven se está iniciando cada vez más en este mundo.
En cuanto al momento que atraviesa el sector, afirma que la gran eclosión de bodegas vivida en los últimos tiempos es algo artificial, “todo tiene que volver a su ser y al final quedaremos los que realmente somos, o eso intentaremos”.
La cata incluía, como es lógico, un carrusel de aperitivos y un cóctel para los clientes participantes. El chef de cocina de La Casota Gourmet, Antonio Moreno, ideó comida que maridara bien con los vinos a catar, “con los tintos carne, cordero nuestro y un rabo de toro con crema de patata y queso Marantona”. Pero aclaró que el objetivo es buscar sabores reconocibles, “que el cliente lo recuerde en su memoria siempre”.
Desde que abrió al público, La Casota Gourmet ha apostado por tapas de calidad, lo que el chef llama “alta cocina en miniatura”. “La gente está aceptando bien nuestra cocina porque no intentamos disimular sabores, simplemente”.
