Ataviados con sus cascos, luces de balizamiento y un pequeño avituallamiento, el centenar de participantes comenzó su recorrido por un trazado especialmente diseñado. Transitaron por caminos bastante llanos y en las mejores condiciones de firme posible, teniendo en cuenta que se trataba de rodar de noche. Pero la luna llena y las pequeñas luces de las bicicletas fueron suficientes para que la ruta transitara sin dificultad. Fueron aproximadamente 45 kilómetros de plácido paseo nocturno.