El director de la OMIC, Santiago Gª Cervigón, acudió al café coloquio semanal de la Asociación de Mujeres para intentar ofrecer luz –nunca mejor dicho- a unos cambios que cuesta entender y asimilar. “Si somos capaces de adaptar nuestro hábitos a esas franjas horarias, seguramente tendremos algún tipo de mejora en la factura”, declaró. La cuestión es si será sencillo adecuarse a usos domésticos a los que no estamos acostumbrados y que, encima, exigen llevar un control muy exhaustivo.
El técnico de consumo recordó que el consumo sólo supone el 35% de la factura. El resto son gastos fijos por alquiler de contador, potencia contratada, impuestos y demás. Con este nuevo sistema habrá lecturas reales, no estimadas, y se trata de observar la evolución de nuestra factura para optar por él o seguir con una tarifación fija. En este momento, aún se está aplicando un promedio según qué horas del día porque hay pocos contadores inteligentes instalados.
“La alarma se ha creado porque los consumidores piensan que se verán perjudicados, pero este cambio tarifario se adaptará más a la realidad del consumo”. Las reclamaciones se están centrando en las revisiones que hacen las distribuidoras sobre el fraude en los contadores. “Ponen penalizaciones importantes porque suponen una manipulación del contador, a menudo sin la presencia del consumidor”. Un asunto que provoca indefensión en el usuario y que urge regular. “No puede ser que las empresas se conviertan en juez y parte inspeccionando y poniendo sanciones”.
La realidad es que habrá que armarse de paciencia para programar que nuestros electrodomésticos se activen en determinadas horas. “Quizás llegue un momento en que los aparatos detecten las franjas más económicas, eso sí que serían electrodomésticos eficientes”. En cualquier caso, las horas más caras serán siempre las de mayor consumo habitual. Las eléctricas tendrán en cuenta si es de noche, si es festivo, si hace más frío… Es decir, se aseguran que no perderán con el cambio. Como siempre.
