No cabía un alfiler en el amplio recibidor del centro. Junto a los alumnos llegaron sus padres y demás familiares para vivir la despedida a 6 años de estudio. Abrió la velada los compases musicales del grupo dirigido por el profesor Antonio Arnedo, al que siguió el saludo del director, Luis Toribio. En la presidencia también se encontraban las tutoras Mari Ángeles Beltrán y Carmen Díaz Ropero, la secretaria del AMPA, Lola Gallego, y el Cronista de la Villa, Paulino Sánchez, a quien Toribio agradeció especialmente su presencia.
En su charla, el Cronista resumió el devenir histórico de las enseñanzas medias en La Solana, que comenzaron en tiempos de la II República cuando Francisco García-Catalán “Gafas” repartió octavillas ofreciendo clases de bachillerato y preparación a la universidad. Reveló que tras la guerra hubo varias academias privadas en los años 50 hubo un ofrecimiento de terrenos para crear un instituto laboral, que finalmente se construyó en Manzanares, y en los 60 otra empresa se ofreció para crear una escuela de magisterio, sin éxito. Así hasta que se construyó la Sección Delegada del instituto de Valdepeñas en un solar de 10.000 metros cedido por el industrial solanero Modesto Navarro, que en 1975 se convirtió en instituto independiente. Las polémicas grietas en el curso 95-96 y la división final en dos institutos también fueron relatadas por Paulino Sánchez.
El director del IES Clara Campoamor, Luis Toribio, manifestó su satisfacción por el resultado general del curso recién acabado. Primero calificó de “especial” esta promoción al ser la primera que ha comenzó y ha terminado su periplo académico en el todavía joven instituto. Por lo demás, dice estar “razonablemente contento” por el rendimiento académico y comportamiento del alumnado “aunque sin caer nunca en la complacencia”. Destaca la buena relación con los padres y su implicación creciente “cada vez son más conscientes de que son un pilar básico en la educación de sus hijos, aunque todavía con margen de mejora”.
En cuanto a los gustos del alumnado en cuanto a materias, Toribio observa un repunte en las ciencias y la tecnología sobre las humanidades y sociales, aunque leve “todas las disciplinas del saber son muy importantes y al final suele haber un equilibrio”.
