Gabriel Jaime
26 de marzo de 2017, 9:25
La ponente dejó claro que, por regla general, nos cuesta hablar de nuestras emociones. Aseguró que las personas adultas deberían aprender a mostrar lo que sienten, para ayudar a gestionar las emociones de sus hijos. Valdepeñas indicó que los progenitores son el espejo para sus vástagos y que aprenderán de ellos siguiendo sus ejemplos.
La educadora social argumentó que cada etapa tiene sus emociones, recalcando que la adolescencia es una de las más complicadas que coincide con la Enseñanza Secundaria Obligatoria. Los alumnos de estas edades tienen miedo al rechazo o a no ser aceptados, según señaló.
La charla se desarrolló en el auditorio de la Biblioteca Municipal.
