El joven novillero de Daimiel, Carlos Aranda, fue el máximo triunfador de la noche al cortar dos orejas y un rabo. El rejoneador Miguel Ángel Martín y el matador Canales Rivera cortaron dos orejas cada uno. Víctor Janeiro falló con la espada y se llevó un solo apéndice. Buen ganado de Manuel Ángel Millares.
En su segunda edición, este festival taurino flamenco sin picadores demostró ir a más, con el doble de público que el año pasado. El respetable salió satisfecho y con su presencia colaboró con la Hermandad de Jesús del Perdón en la reconstrucción de su ermita, ya que la empresa adjudicataria de la plaza de toros de Manzanares, “Torosanda”, cedió un porcentaje de las entradas a tal fin.
Este 11 de agosto se conmemoraba el 79 aniversario de la cogida que le costó la vida al torero Ignacio Sánchez Mejías en esta plaza, junto al tendido 7. Allí, tras el paseíllo, toreros y cuadrillas recordaron la efeméride con un respetuoso minuto de silencio. Se celebra además el 50 aniversario de la peña taurina de Manzanares que lleva el nombre del diestro sevillano al que lloraron en sus poemas Lorca y Alberti.
Polo Sánchez de la Blanca, Miriam Rodríguez y Ana Belén Jiménez, del grupo de teatro Lazarillo TCE, recitaron desde el 7 poemas y versos de recuerdo a Sánchez Mejías y sobre el mundo de los toros. Entre faena y faena leyeron “La sangre derramada”, “Alma ausente”, “Cuerpo presente” y “Cogida y muerte” de Lorca, y fragmentos de “Pase de pecho”, de Gerardo Diego, así como de los versos que este poeta dedicó a Manolo Bienvenida, Belmonte, Rafael El Gallo y Antonio Ordóñez. “La Fiesta Nacional” de Machado, “Corrida” de Alberti y “La música callada del toreo”, de José Bergamín, completaron el recital poético.
Las guitarras de Quintana de Valdepeñas, Luis Fernández y Andrés Ramírez acompañaron a los poemas. También amenizaron la lidia junto al cante flamenco a cargo de Ángel Portillo “El Porti” y Mª Ángeles de Almedina, con Antonio “El Jaro” a la percusión. La fiesta también se puede disfrutar sin los tradicionales pasodobles. “Es muy bonito y nosotros nos sentimos muy toreros. Se disfruta mucho y te relajas cuando estás delante del toro”, declaró al respecto Víctor Janeiro, que resaltó lo emblemático de la plaza y del homenaje. El otro matador de la noche, Canales Rivera, destacó lo especial de la noche “en conmemoración a Sánchez Mejías, una grandiosa figura del toreo”.
Dos orejas para Miguel Ángel Martín
El rejoneador de Ciudad Real, Miguel Ángel Martín, repitió el éxito del año pasado, cuando también cortó dos orejas en el primer festival y salió por la puerta grande. Su único lunar fue en el primer rejón de castigo, muy descolocado en un eral que tuvo fuertes y rápidas arrancadas. Se enmendó en banderillas, tercio que culminó a dos manos, luego con cortas y con un clavel al violín en todo lo alto que enfervorizó al público. Tras una pasada fallida mató bien y el público le premió con dos orejas.
Dos orejas para Canales Rivera
El novillo que lidió José Antonio Canales Rivera se resintió a mitad de la lidia de una voltereta y de las banderillas, pero luego se rehízo y permitió el éxito del torero de Barbate. Lo recibió con buenos lances de capa. Luego hizo un quite al alimón con Víctor Janeiro. Tras brindar al hijo del torero de Alcázar, Aníbal Ruiz, Canales basó su faena de muleta por el lado derecho, donde repitió tandas. Por la izquierda el novillo recortaba la embestida, llegando incluso a dar un pequeño susto al diestro en la fase menos ortodoxa de su toreo, con atropellados alardes. No obstante, Canales se sintió muy a gusto ya que el de Millares le permitió hacer cuanto intentó. Buena estocada y dos orejas.
Víctor Janeiro, una oreja
El tercero de la noche fue un novillo colorao burraco ojalado que manseó de salida y huía del capote de Víctor Janeiro. Se hizo con él toreando despacio hasta que el animal sacó a relucir su fondo y permitió profundos derechazos de largo recorrido. “Me ha permitido pases de pecho que yo ralentizaba y paraba en el aire porque notaba que se hacía bonito y el público respondía”, declaró el de Ubrique, que se entendió con el astado por los dos lados. Antes de la suerte suprema, levantó al público con una sucesión de molinetes y bernardinas. Un pinchazo y un pinchazo hondo, antes de una estocada entera, empañaron la faena, aunque el público reconoció su entrega con una oreja.
Carlos Aranda, dos orejas y rabo
El novillero daimieleño Carlos Aranda, de la Escuela Taurina de Baeza, continuó su idilio con la plaza de Manzanares. En el festival taurino flamenco del año pasado firmó la mejor faena y este año hizo lo propio y lo rubricó con los máximos trofeos: dos orejas y rabo. A punto de cumplir 18 años, va para figura del toreo. Con un gran saber estar y aplomo, les mojó la oreja a sus compañeros de cartel. Como hace un año, brindó el toro en el 7 a la memoria de Sánchez Mejías. Empezó de rodillas junto a tablas tras ser desarmado en un primer intento. En los medios citó de lejos y pegó unos derechazos de peso. Hizo lo propio al natural, bajando mucho la mano. Se hartó a dar pases ante el extraordinario eral: por un lado, por otro, en redondo, llevando bien conducido al astado. Hubo hasta quien pidió el indulto. No falló con la espada y Aranda cortó las dos orejas y el rabo de un astado que fue premiado con la vuelta al ruedo.
El novillero pidió al ganadero y empresario, Manuel Ángel Millares, que le acompañara en la vuelta al ruedo, la segunda que da esta temporada en Manzanares, donde ya fue invitado por el rejoneador Francisco Palha en la pasada feria de julio. “Este año no me puedo quejar. Seis puertas grandes en feria con dos corridas del hierro mío, y hoy con el festival hemos disfrutado. Estoy encantado y además con la respuesta de público, mucha gente más, el doble que el año pasado, y eso significa que esto va funcionando un poquito mejor”, declaró Millares exultante.
El empresario también se mostró encantado de colaborar en la reconstrucción del tejado de la ermita de Jesús del Perdón. “La pena es que no se haya llenado porque hubiera sido mucho más importante el detalle”, concluyó.
