El primer día las previsiones no se cumplieron y el buen tiempo dejó que se celebrara una Romería que cada año congrega a miles de personas en los terrenos ubicados en la carretera de Moral a Santa Cruz de Mudela, donde el humo de las lumbres daba paso a un completo día de comida al aire libre y disfrute con la familia, los amigos, en torno a la Ermita del Santo. Este día se celebró la procesión en Honor a San Blas a la que asistieron numerosos fieles con sus tradicionales gargantillas, que todos pasan por el manto del santo para que les cuide la garganta.
Ayer domingo, la zona donde se celebra Resanblas (carretera de Moral a Manzanares) estuvo menos concurrida que otros años debido a la aparición de la lluvia a primera hora de la mañana, que hizo que muchos hatos, ya ubicados en ese paraje, se trasladaran a la localidad y celebrar allí la fiesta, en cocinillas o cercados. Aún así, muchas otras personas esperaron pacientemente a que la lluvia cesara y se mantuvieron en Resanblas hasta bien entrada la tarde-noche, puesto que las nubes no volvieron a descargar en todo el día.
Dos días en los que tanto moraleños como personas llegadas de otros puntos de España disfrutan con familiares y amigos, es el caso de José Luis, Isabel, Mar y Sara, que llevan dos años participando de esta Romería. Ellos son de Seseña (Toledo) y de Madrid, y aseguran que desde el primer año que vivieron esta fiesta, ya la han hecho también suya: "si las circunstancias lo permiten seguiremos viniendo cada año".
Hoy lunes, los más valientes celebran Resanblasillo, en el paraje de Resanblas, para acabar con todas las existencias que no se han podido terminar durante los dos días anteriores.
Lorenzo Megías y su hato en solitario
Lorenzo Megías es un joven moraleño al que le apasiona la Romería de San Blas, lleva varios años montando su hato en solitario, pero lo curioso de esta historia es que Lorenzo, nunca está solo, todo el mundo le visita. Habitualmente, los hatos están compuestos por varias personas, bien sean familias enteras o pandillas de amigos, que entre todos preparan lo necesario para el fin de semana, Lorenzo prepara él solo la comida, la bebida y todo lo necesario para pasar un buen día de campo. Muy temprano ubica su camión en una de las parcelas del paraje de la Ermita de San Blas, coloca una mesa con todo tipo de manjares gastronómicos cocinados por él, que es un apasionado de la cocina, y lo que en principio parece un hato en solitario, durante el día se convierte en un ir y venir de gente que le visita, charla con él y es uno de los espacios más concurridos de la Romería. Al mediodía, se encarga de cocinar a la lumbre una gran paella para todo aquel que quiere comer en su hato, llegando incluso a juntar más de 20 personas.
Este moraleño es un claro ejemplo de pasión por una tradición ancestral, la Romería de San Blas, que se ha convertido en la más multitudinaria de la región.
Declaración de Interés Turístico Regional
Es una de las fiestas populares más arraigadas del Campo de Calatrava que comenzó en 2016 los trámites necesarios para conseguir la Declaración de Interés Turístico Regional, avalado por la gran afluencia de público, la tradición y devoción que hacen de esta fiesta una cita obligatoria en cuanto a romerías se refiere.
La Ermita de San Blas se construyó a finales del S.XVIII en un paraje cercano a orillas del rio Jabalón. Se alzó en esta ubicación por ser cruce de caminos históricos ya que en este punto pasa una ruta Jacobea que va de Granada a Santiago de Compostela y confluye además una ruta Romana que une Alicante con Badajoz.
Una edificación que este año se ha reformado añadiendo una rampa en su entrada para hacerla accesible. Mejoras en las que la hermandad ha invertido cerca de 4.000 euros.
