viernes. 26.04.2024

Llegan a fin de mes por los pelos. En cuestión de recortes, tienen sobrada experiencia. Y además, saben perfectamente cuánto vale un peine. El sector de las peluquerías comienza a desmelenarse tras cincuenta días de confinamiento. No estaban considerados como personal esencial, pero muchos coincidimos en que son poco menos que imprescindibles en nuestras vidas.

Alfonso Oviedo, gerente de una peluquería mixta en La Solana ha vuelto a su ‘nueva normalidad’ después de mucho tiempo inactivo. En declaraciones a Radio Horizonte, ha reconocido que tenía ganas de ponerse manos a la obra, tanta o más que los propios clientes. “Para mí también ha sido duro, especialmente los primeros quince días con baja total por cese de actividad y con los mismos gastos de autónomo, productos, hipoteca….” Indicó, recalcando que tuvo “muchos dolores de cabeza”.

Barbaridades, trasquilones y cabezas como rodamundos

Ahora las cabezas vuelven a pasar por sus manos. Y qué cabezas¡¡. “Hemos visto de todo. Algunos no se han tocado nada y parecían auténticos rodamundos. Los que se han metido a ‘peluqueros’ han hecho barbaridades y muchos trasquilones que ahora hemos tenido que igualar”, señala entre risas. Por sexos, “los hombres han llegado con más trasquilones y las mujeres con más canas y más raíces porque aguantan más el corte de pelo”.

Desde que el gobierno anunció la apertura de las peluquerías, el aluvión de llamadas para pedir cita fue incesante “Además del teléfono fijo de la peluquería, me llamaban al móvil y por wasap. El lunes (primer día de arranque) nos llamaron entre 70 y 80 personas y ya estamos dando cita para la próxima semana”, señaló. Oviedo reconoce que ha sido complicado cuadrar los horarios “porque los hemos adaptado al horario de salida de cada cliente en función de su edad”. La empresa también está flexibilizando su propio horario estirando algo más cada jornada “hasta que emparejemos esto en la medida de lo posible”.

Nuevas normas para garantizar seguridad sanitaria

Esta nueva etapa viene con nuevas normas sanitarias. Habrá que ir provisto de mascarilla y guantes, además de mantener la distancia de seguridad. Sólo se cogerá cita a través del teléfono y el acceso al local estará limitado a un cliente por cada trabajador. El local ha sido señalado para diferenciar las zonas y sólo hay una silla para el siguiente cliente “si es preciso, que aguarden el turno en la calle, pero también les pedimos que sean puntuales porque si se retrasan mucho tendríamos que darles cita para la semana siguiente”.

Oviedo reconoce que han cambiado muchas cosas “a pesar de que tenemos un gran volumen de trabajo, sólo podemos sacar adelante el 70% de lo que hacíamos antes porque también dedicamos mucho tiempo a desinfectar. Después de cada servicio, se desinfecta todo, el sillón, las tijeras, los peines…” La peluquería también cuenta con una moderna máquina de ozono que purifica el ambiente. Además del corte, tinte o peinado de turno, también tiene que ofrecer una garantía sanitaria, según reconoce.

El peluquero afronta con ilusión la vuelta al trabajo en esta extraña realidad, agradeciendo la confianza de sus clientes tras el confinamiento.

Las peluquerías solaneras reabren con largas listas de espera y muchos desaguisados