martes. 16.04.2024

El Festival de Saetas de Semana Santa volvió a tener sabor extremeño. Las voces de Juan Carlos Sánchez y José Dávila sonaron cálidas en el escenario del teatro “Tomás Barrera” para anunciar la llegada de la Pasión. La guitarra del también pacense Francisco Pinto acompañó en la segunda parte, donde los palos más conocidos del flamenco deleitaron al público reunido en el auditorio.

El productor solanero Antonio Serrano Montoya volvió a confiar en los tres artistas oriundos de la provincia de Badajoz, que el año pasado ya exhibieron su talento y sus grandes condiciones ante la afición local. Juan Carlos Sánchez arrancó la velada con una saeta. El de Ribera del Fresno fue a más a medida que calentó su voz. Lo mismo le sucedió a su compañero de actuación José Dávila.

El veterano cantaor de Quintana de la Serena también demostró su aplomo y su dominio vocal sobre las tablas. Eso sí, después de las saetas llegó el cante libre, y en La Solana reina el fandango. Ambos cantaores premiaron al respetable con este palo tan popular del flamenco clásico, especialmente José Dávila, que acumula varios premios de relevancia en certámenes fandangueros.

Antes de la actuación, los dos cantaores atendieron a la prensa local. Juan Carlos Sánchez recordaba con mucho agrado su debut ante el público solanero el año pasado “quedé encantado por el calor de la gente”. Lleva relativamente poco tiempo cantando de manera semiprofesional, ya que era pastor de profesión, y se gana la vida como puede “la cosa está un poco parada, pero gracias a los ayuntamientos y los centros culturales salimos adelante y el flamenco se mantiene vivo”.

José Dávila también es carpintero de profesión, pero el cante le da un sobresueldo. Su fuerte es el fandango, aunque ataca cualquier palo, incluida la saeta “es el cante más duro porque es a capela, sin el apoyo de la guitarra”. En su tierra, el cante es casi una religión “Andalucía es la madre del flamenco, pero en Extremadura también se vive mucho, igual que en Castilla-La Mancha o Murcia”. En realidad –añadió- “el flamenco es universal; yo tengo premios en concursos del norte, en Mondragón por ejemplo”.

Eso sí, ambos coincidieron en que cantar acompañados por la guitarra de Francisco Pinto es un lujo “se trata de uno de los mejores guitarristas de Extremadura, que ya es decir”.

Sentimiento saetero en el Tomás Barrera de La Solana