viernes. 29.03.2024

Siempre curioso ante el Hecho Sexual Humano, fascinado por esas diferencias tan cómicas en algunas ocasiones, no deja de sorprenderme el asunto de “La Cueva”. Este término que encontré en un libro que no tiene, para mí, mucho interés, pero que tuvo bastante éxito comercial en su momento. Aquel libro se titula “Los hombres son de Marte y las mujeres de Venus” En este libro se hace referencia a una conducta peculiar en los varones. También Ken (sí, el novio de Barbie) tenía su propia Cueva en un episodio. 

Creo recordar que en el libro lo llamaban la “cueva del hombre” o algo así, pero el concepto es el siguiente: en las parejas heterosexuales el varón se construye y habita de forma esporádica y temporal, un lugar de “retiro espiritual” dentro del domicilio de cohabitación de la pareja. 

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Dentro de las posibilidades económicas de cada cual este espacio será más o menos grande, estará mejor o peor equipado, pero se da en una gran mayoría de casos. Y sin que se de una contrapartida en femenino. El equivalente sería la cocina, el cuarto de la plancha,… Eso podría pensar alguien. Pero no, estos lugares, aunque la sociedad los haya marcado en femenino, no pertenecen a la mujer. No son un espacio de retiro donde descansar, donde se puede marcar un tiempo fuera. Son un lugar de trabajo para para la comunidad familiar, no son de la mujer que los utiliza. 

En mi nada sistemática búsqueda he llegado a encontrar ejemplos como una terraza acristalada de escasos 3 m² habilitada a tal efecto de Cueva, con un sillón, una tele y un mueble accesorio por todo mobiliario. Un cerramiento de aluminio lo separa de la calle y con el mismo sistema, se aísla del resto del piso. 

Lo más habitual es una habitación independiente, con un ordenador, videojuegos, música y demás accesorios de soltero de los que todavía, el varón no solo no se ha desprendido sino que siguen incrementando su volumen en la vida conyugal. Todo lo de esta habitación es considerado como algo muy particular e íntimo del varón, por lo tanto, no se comparte con la pareja. También hay quien se ha traído el bar a casa, instalándose en este espacio una pequeña barra de bar y/o una mesita para jugar a las cartas. Hay mucho también que se zambulle en un espacio dedicado al bricolaje, tipo taller o garaje, del que apenas sale reparado o construido. Un despacho, una bodega,… ¿Quién no reconoce a un amigo, su propia pareja o a sí mismo en la Cueva del Oso? 

¿Qué sucede ahí? ¿Cuál es la función de ese espacio? ¿Cuáles son los momentos para usarlo? 

Para mí no tiene más sentido que la contrapartida para el varón del poder femenino en esa casa. Al menos, en cuestión de diseño y organización. Es el bastión de defensa de la masculinidad donde aun puede tener preponderancia sobre un supuesto yugo que siente sobre sí, el hombre, en el resto de la casa en la que viven juntos. Cuando siente su masculinidad herida o amenazada se retira a ese lugar a lamerse heridas. Déjelo estar allí el tiempo que necesite. Saldrá como nuevo. 

Alberto Jiménez Ramos Sexólogo-Psicólogo.

Colaborador del Gabinete Vínculos

Pueden enviar sus dudas o consultas a jimenez.ramos.al@gmail.com 

La cueva del hombre