sábado. 20.04.2024

Pero ¿qué es el yoga aéreo? mucha gente lo confunde con “Acro”, que viene de la palabra acrobacia. Sin duda tienen algunos puntos en común: sentido acrobático, una pequeña dosis de riesgo, virtuosismo en las posturas… sin embargo “aero” viene de la palabra aéreo, es decir, en el aire; es el Yoga que se practica en el aire. La primera clase a la que asistí me encantó. Tener una práctica avanzada es por supuesto una ventaja, rápidamente te entregas a la experiencia de estar en suspensión y confías en tu fuerza y sentido del espacio. Aún así me asombré de lo nuevo y estimulante que me resultaba todo.

El trapecio o swing, su nombre en inglés, es la herramienta de trabajo, aunque también se utiliza la esterilla o mat como complemento. Este columpio es de seda y existen dos modelos, una gran tela que puede cambiar de posición según las posturas, y otro más elaborado con sujeciones fijas a distintas alturas y aparentemente más estable.

Las ásanas se adaptan al hecho de tener el cuerpo colgando, lo que resulta increíblemente relajante cuando no hay que ejercer fuerzas. La zona abdominal es la clave, se fortalece muchísimo y se crea una conexión muy clara entre equilibrio y centro de gravedad, generando conciencia de ello. Tener tono en los brazos ayuda, porque determinadas posturas requieren de agarres firmes, aunque no es un requisito, se irán fortaleciendo a medida que te impliques en la práctica.

Lo que yo he encontrado en el Yoga aéreo es pura diversión. Es un estilo antidepresivo, de hecho, se hacen muchas inversiones y siempre he sostenido como profesora que las posturas invertidas nos ayudan a dar la vuelta a las cosas, a mirarlas desde otro ángulo y por supuesto, a llevar sangre al cerebro y oxigenarlo profundamente, cosa que favorece todo lo anterior.
Además me aporta pequeñas y necesarias dosis de desafío. El trapecio añade a algunas ásanas la cualidad de acrobacia circense, o más propia de la danza; y cuando uno es amante de las cosas bonitas también busca embellecer la práctica de yoga.

Es una buena manera de trabajar el vértigo, o la sensación de aprensión que a veces provoca a muchas personas ponerse con la cabeza hacia el suelo. Ese primer día de clase entré dormida y cansada, y salí llena de energía, de muy buen humor y con ganas de hacer mil cosas. ¡Lo mejor es que eso duró el día entero!

Aviso, aunque tu práctica de yoga sea constante, lo más probable es que a la mañana siguiente tengas unas agujetas espectaculares en los costados y zonas de los brazos que no sabes que existen. Esto demuestra que hay que cambiar de rutinas físicas cada cierto tiempo, también de estilo ¿por qué no?. La musculatura se acostumbra a todo y el resto de los grupos musculares se empobrecen, así que practicar otros yogas es una buena forma de trabajar el cuerpo de manera integral.

¿Y para quién es este estilo?

Para cualquiera que tenga ganas de diversificar su práctica de yoga y explorar una vía más lúdica. Para personas con lesiones articulares, o de espalda, ya que tiene una vertiente terapéutica que favorece realizar posturas restando peso y por lo tanto, aliviando la presión articular. Para todo aquel que se sienta atraído por lo acrobático. Para yoguis y yoguinis que amen la diversión, el juego y aprender continuamente.

¿Qué hacemos en clase?

Realizamos en el mat o esterilla, ásanas que casi todos los yoguis conocen como chatuspadásana, grivásana, arohanásana, supta garbhásana, satyeshikásana, etc, pero también practicamos adhomukha svanásana, dravinásana, jhillyásana, viparita karani mudra, trikonásana, etc con el columpio, estando más tiempo en el ásana debido a que el trapecio soporta parte de  nuestro peso.

Solo os pido una cosa, que probéis un día y sinceramente os digáis si este estilo va o no va con vosotros.

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¿Qué es el Yoga Aéreo?