jueves. 25.04.2024

Llega el otoño, empiezan las clases y sus madrugones, bajan las temperaturas y de repente tenemos más obligaciones que atender y menos energía.

Y ¿qué hacen algunas empresas y medios de comunicación? Bombardearnos con publicidad de multivitamínicos, revitalizantes, antioxidantes, suplementos con vitaminas y/o minerales, el famoso propóleo, pastillas de vitamina C... Unos para exámenes, otros para la vuelta al gimnasio, otros para prevenir resfriados, otro para que tengas fuerza para madrugar y llevar a los niños al cole…

Por supuesto todas estas pastillas mágicas no son baratas. Pero ¿de verdad sirven para algo? Aquí la respuesta: El mejor multivitamínico que puedes tomar se llama comida.

Por suerte, en occidente con una dieta “normal” o lo que se suele entender por normal (una dieta variada con suficientes legumbres, cereales, frutas verduras….) y también con una dieta vegetariana, la población sana no tiene deficiencias de vitaminas ni minerales. Únicamente las personas veganas necesitan suplementación de vitamina B12.

Numerosos estudios han demostrado que estos suplementos en personas sanas no ayudan a tener más energía ni a prevenir enfermedades. Desde el cáncer a los resfriados.  *Ojo, al contrario de lo que llevamos pensando toda la vida, el zumo de naranja tampoco previene los resfriados. Tampoco han demostrado mejorar la función cognitiva. Así que este curso ya sabes, no pienses que vas a sacar mejor nota en ese examen tan chungo por tomar pastillas, no funciona así.

Las personas que pueden necesitar suplementación de vitaminas y minerales son mujeres embarazadas, que deben tomar ácido fólico o personas con patologías, como la anemia. Los suplementos, aunque se vendan sin receta e incluso en algunos países puedan encontrarse hasta en el supermercado, deberían estar recetados siempre por un facultativo.

Una de las razones por las que no debemos ir a comprar estos multivitamínicos, por mucho que nos lo anuncie la tele, es porque la fibra y las vitaminas y minerales de los alimentos (y de los propios suplementos) interaccionan entre ellos, impidiendo así la absorción de otros. Es decir, parte de la pastilla que nos tomamos se va por el desagüe.

O peor aún, interaccionan con medicamentos. Es el caso del Calcio, que interacciona con otros minerales (hierro, magnesio y zinc) y con medicamentos como laxantes o antibióticos.

Otro ejemplo es el magnesio que interacciona con los diuréticos, la vitamina A que interacciona con los anticonceptivos orales, la vitamina D que interacciona con los corticoides o la vitamina K que afecta a la coagulación de la sangre y afecta a los medicamentos relacionados con ésta.

Además, ocurre que si nos excedemos en la ingesta de vitaminas o minerales nuestra salud también se puede ver afectada. Un ejemplo es la hipervitaminosis por exceso de vitamina A, que puede provocar alteraciones de la visión.

Por todo ello, estos suplementos no son inocuos. En el mejor de los casos estaríamos tirando el dinero sin conseguir ningún efecto. Sólo deberíais acudir a ellos si vuestro médico os lo indica, sobre todo si ya estáis tomando algún medicamento. Espero que esta información os sirva y que esta vuelta al cole no os gasteis el dinero en aire, en el mejor de los casos.

Suplementos de vitaminas y minerales