viernes. 29.03.2024

Antonio Forjan es Policía Nacional en Valdepeñas, lleva 15 años en el cuerpo y la mayor parte de ellos en la Policía Judicial. Actualmente es el Delegado de Participación Ciudadana en Valdepeñas, desde que llegó aquí en agosto de 2017. El pasado  día 10 de abril dio una charla en la Asociación de Vecinos del Barrio del Lucero sobre el Bullying, bajo el título “Stop Bullying”. También ha desarrollado su labor profesional en temas de delitos de nuevas tecnologías.

¿Cómo definiríamos el Bullying y que es Ciberbullying?

El Bullying es el maltrato físico o psicológico y continuado que recibe un niño por parte de otro u otros, que se comportan con él cruelmente, con el objetivo de someterlo y asustarlo, con vista a obtener algún resultado favorable para los acosadores. No todo acto agresivo entra en la categoría de Bullying (victima indefensa, desigualdad de poder, repetición y reiteración).

El Ciberbullying es el maltrato invisible, el que nadie ve. Una manifestación de abuso cobarde que ha evolucionado a partir del acoso escolar tradicional con la llegada de internet. Con el tiempo, ha llegado a convertirse en un acoso con características propias totalmente diferenciadas del tradicional, como es la inmediatez, la extensión generalizada, el anonimato, la presión ejercida sobre la víctima en cualquier momento del día. Suele basarse en situaciones de desvalorización, publicación de contenidos comprometedores, por ejemplo, el sexting y produce marginación, humillaciones, insultos y amenazas.

Además, es muy importante saber que los observadores, los que aplauden y están en los grupos, con sus risas, silencios, al final son cómplices de ello, porque si nadie ríe esa gracia nadie va a hacerlas, porque necesitas ese público y si estos no existen, el Ciberbullying se acaba.

A edades muy tempranas entregamos un teléfono móvil a nuestros hijos sin valorar la importancia que tiene, es como si les diéramos un coche, los riesgos en internet son tan grandes como darle un coche a un menor. La falta de información a los menores existe y es importante que ese niño sepa los riesgos y que ello conlleva consecuencias. Además, hay aplicaciones que tienen publicidad no apta para menores y que están en los móviles, es darles una información que a ciertas edades no necesitan saber.

Otro consejo sería no coger ninguna Wi-Fi abierta porque pueden cogerte información que tengas en el móvil.

¿Cómo se puede detectar en casa y en el colegio que un niño o niña sufre Bullying?

Normalmente hay tres indicadores, que son la observación, preguntas y escucha. Hay que observar a nuestros hijos, nadie mejor que nosotros va a saber si lleva una tónica normal o hay algún cambio en su comportamiento. Si hablamos con nuestros hijos fomentamos la confianza de  comunicarnos, siempre nos va a contar lo que le ocurre y si nosotros contamos en primera persona alguna incidencia que hayamos tenido y como la afrontamos inspira más confianza. Hay que fomentar su autoestima. La pregunta directa puede dar lugar al bloqueo.

A los padres les diría que estuvieran atentos a si el hijo no quiere ir al colegio, si está nervioso, si tiene cambios de humor, no se relaciona, no quiere salir, si tiene cambios físicos: vómitos, dolor de tripa, de cabeza, insomnio. Eso ya son síntomas y hay que ir al colegio y hablar con el profesor. Este debe observar  si el alumno está más triste y vulnerable, si falta a menudo a clase, se relaciona menos con sus compañeros, si presenta marcas o rasguños, si su actitud cambia y tiene un rendimiento escolar bajo. Es cuestión de comunicación de forma conciliadora, es comunicarlo al colegio y el colegio deberá valorar y yo tengo que confiar que el centro haga su trabajo de forma correcta.

Una agresión única es un conflicto puntual tiene que ser un menor indefenso y que no sepa gestionar el ataque, tiene que haber un desequilibrio de poder, continuidad y agresión física o psicológica que esté sufriendo.

¿Qué pautas daría a padres y profesores para afrontar o detectar el problema?

Insisto que la comunicación entre padres e hijos es muy importante. Los padres deben mantener la calma y hablar con el menor sobre sus preocupaciones, trasmitirle tranquilidad, fomentar su autoestima y ponerse en contacto con el colegio para informar de lo que está ocurriendo. El centro escolar debe investigar y hablar con las partes implicadas, además de trabajar el tema en clase.

Si hay algún tipo de agresión sexual hay que denunciarlo ante la Policía y el grupo específico investigará el hecho que sea: amenazas, lesiones. Aun así el colegio debe hacer su investigación.  

Desde la familia hay que enseñar valores para que entiendan que la persona que tienen en frente tiene sus sentimientos y lo que le estas diciendo puede dolerle o sentarse mal.

¿Se dan casos de este tipo en Valdepeñas?

Desde que yo estoy aquí no conozco ninguno, no hay denuncias de este tipo.

¿Qué papel desempeña la Policía Nacional en este tema y si existe, al igual que con la mujer maltratada, algún área específica que lo trate?

La Policía, dentro del Plan Director para la Convivencia y Mejora de la Seguridad en los Centros Educativos y sus entornos, lo que hace es impartir charlas, hacer visitas y actividades en centros escolares, dirigidas tanto a profesores como padres y alumnos. El objetivo es prevenir situaciones de acosos. También colaboramos con la comunidad educativa, se hacen vigilancias y hay presencia policial en las inmediaciones de los colegios.

Además de hablar sobre Bullying, también se dan charlas sobre violencia de género, drogas, alcohol.

Hay grupos específicos que trabajan en este tema porque hay lesiones, vejaciones, amenazas y en ello se implica la Fiscalía de Menores.

A estas charlas deberían ir más padres de los que habitualmente van, porque estamos hablando de algo muy serio, a los hijos hay que educarlos desde que son pequeños en la comunicación para que confíen, hay que poner límites y el problema es que muchas veces estos no existen. El niño no sabe dónde están esos límites y está perdido. Con 18 años no es aquello de abrirle la puerta y decirle ale sal al mundo, hay que enseñárselo desde abajo.

¿Cómo actúan los alumnos que asisten a ellas y que preguntas son las que más hacen?

Muchos de ellos se quedan sorprendidos cuando hablas del observador y entiende que si “yo estoy riéndome o mofándome soy cómplice de ese hecho”. Ellos no piensan que ser observador o silenciar los insultos o agresiones pueda identificarse igualmente como que también es acosador.

¿Dónde están los límites del acosador y si es difícil para su familia detectar  que su hijo o hija es acosador?

Con la aparición de las nuevas tecnologías no existen límites, ahora cualquier menor puede ser acosador, no hay una característica que lo defina, puesto que el anonimato puede hacer que cualquiera pueda llegar a serlo.

Hasta la persona más sumisa puede llegar a ser autor de los hechos, no hay un perfil determinado. El fallo puede estar en los padres al no observar lo que hacen los hijos.

Tanto la educación permisiva, que no tiene límites como la autoritaria, donde los problemas se solucionan con violencia, no son buenas. Hay que hablar, comunicarse, insisto esto es lo más importante. Los límites somos los padres.

Ahora tenemos una generación que ha nacido con las nuevas tecnologías y hay que llevar un control sobre esto y dar las herramientas a los hijos para que sepan hasta  donde pueden llegar y las consecuencias que conllevan actos como los que hemos hablado antes. También hay que enseñarles a defenderse y saber gestionar eso, algo que debería ser una asignatura en el colegio.

Antonio Forjan: “La comunicación es muy importante entre padres e hijos y que el...