Durante una semana han estado recogiendo alimentos no perecederos, productos de aseo personal y de limpieza, los miembros de la Bolsa de Caridad de la Hermandad de Misericordia y Palma, para repartir entre los más necesitados. Más de 2.000 kilos, cantidad similar a la del año pasado y que según Verónica Calvillos Zamora, vocal de la Bolsa de Caridad “ha supuesto más variedad y calidad puesto que no solo han sido alimentos no perecederos sino también productos que los más necesitados utilizan a diario”.
Los voluntarios de la Hermandad han sido los encargados de recoger las bolsas que los ciudadanos iban depositando en la Parroquia, además de los productos que recogían en la puerta de los supermercados, clasificándolos cada día para facilitar su distribución.
Según Verónica es un trabajo duro pero gratificante: “Ten en cuenta que hemos estado aquí todos los días organizando, hemos pasado calor, es mucho trabajo, hay que estar en la calle en la puerta de los supermercados, pero al final es grato cuando ves que hay suficiente para que los más necesitados tengan lo que necesitan durante un tiempo. Esa es nuestra recompensa”.
Por su parte, el párroco del Santo Cristo, Emilio Montes, agradeció la colaboración de todos los ciudadanos en esta labor humanitaria.