Para empezar, vamos a adentrarnos en tu lado más solidario. ¿Qué funciones tienes dentro de AFAD?
Yo soy trabajador de AFAD y llevo 18 años trabajando allí. Empecé con 17 años y ahora tengo 35. Comencé como monitor de deporte, poco a poco cogí voluntariado y ahora lo que también llevo son las actividades de la asociación. Pensábamos que la gente de la calle no nos conocía, hace unos años, y decidimos apostar por hacer eventos y actividades, sobre todo a nivel social para que la gente nos conociera. Hemos hecho desde festivales de música hasta carreras de atletismo para que la gente sepa lo que es AFAD, con qué trabajamos, con quién trabajamos y la verdad que estamos teniendo un buen resultado. Hoy en día preguntas a alguien qué es AFAD y prácticamente sabe lo que es y eso para nosotros es muy bueno. Nuestra idea no es que AFAD esté en un rincón escondido sino que sea parte de la sociedad. Con lo cual, esa es mi labor, que la gente nos conozca.
¿Estar dentro de AFAD qué te aporta como persona?
A parte de un trabajo, que eso es importante, tengo la suerte que puedo hacer, dentro de mi trabajo, todo lo que yo quiero. Eso es un lujo. Que en un trabajo tengas la libertad de hacer lo que tú consideres oportuno, para mí eso te enriquece, te crea como persona… En fin, son unos valores que hoy en día, a nivel profesional, en pocos sitios puedes tener y, por suerte, AFAD está constituida de tal manera que puedes ir subiendo, es decir, no te quedas en un puesto estancado. Por tus capacidades puedes seguir creciendo.
La gente de AFAD no entra y sale. Todos los compañeros estamos prácticamente igual, somos una familia, con lo cual, si tu labor es buena tienes un trabajo prácticamente para toda la vida.
¿Cómo decide un chico de 17 años meterse en ese mundo solidario?
Empecé por el deporte, dando una sesión de deporte una vez a la semana, después me encargué del autobús, luego de las actividades… Como te he dicho, vas cogiendo cosillas. En un principio para mí era algo opcional porque yo estudiaba por las noches. Yo hacía nocturno por las noches y por las mañanas iba a AFAD a echar unas horillas. Al final todo ha cambiado, AFAD prácticamente ha sido toda mi vida porque es mi trabajo y mi profesión.
Te hemos podido ver en esta última Quijote Futsal Cracks con los chavales del Club Deportivo Puerta del Vino, ¿qué les aporta el deporte a los discapacitados?
Nosotros el tema del deporte lo hacemos, sobre todo, por dos cosas. La primera, por formación deportiva. El deporte yo creo que es básico como habilidad, para trabajar en equipo… Hay cositas que el deporte te las da. Y otra, como integración. El vernos en un evento deportivo tan normalizado, como acabas de decir, o cualquier otro tipo de evento es el mejor escaparate que podemos conseguir ahora mismo en la sociedad. Que la gente vaya a ver un partido de fútbol sala y se encuentre con personas con discapacidad que perfectamente pueden jugar y que dan espectáculo es la mejor forma de vender el producto, de vendernos a nosotros como personas y como colectivo. Pensamos que el ocio y el deporte son el mejor escaparate y la mejor forma para que la gente nos conozca.
¿Crees que Valdepeñas es solidaria?
Mucho. Es muy solidaria y nosotros lo vemos todos los días. Estamos cansados de llamar a muchas puertas y que no nos cierren ninguna, es decir, llamamos a una puerta y al día siguiente volvemos a llamar a una empresa, a una institución o a un colaborador y nos atienden. En nuestro caso sí creo que es muy solidaria. Basta con ver la cantidad de asociaciones que hay en Valdepeñas y ya no solo de personas con discapacidad sino de amas de casa, vecinales, de personas… Es que hay de todo, tenemos de todo y muy potentes. De hecho, yo creo que el 90% de las actividades que hay en Valdepeñas las organizan las asociaciones y eso demuestra el movimiento asociativo que hay en la localidad.
Tu vida también está ligada al mundo del deporte, ¿qué significa el deporte para David Sevilla?
Pues todo. Uno de los valores que mi familia me ha dado desde pequeño siempre ha sido el deporte. El deporte te asienta la cabeza y te deja ver los retos personales que tú te puedas marcar a través de competiciones o de la práctica deportiva como tal. Yo tengo sobrinos y tengo a toda mi familia y a todos les intento hacer ver que el deporte sea cual sea, ya no solo deporte de competición sino salir a andar, a correr o un partido con los amiguetes, es beneficioso. Creo que es todo.
Si no luchamos contra la comida basura y el sedentarismo nos van a comer. Hoy en día, somos los jóvenes los que tenemos que intentar hacer ver a la gente que, o hacemos deporte, sea el que sea o nos comen.
Como atleta has ganado varias medallas, ¿con qué momento te quedas?
Como atleta, sobre todo, me quedo con la marcha. En mi época buena hice marcha atlética, que es una disciplina que a nivel olímpico a España siempre nos da un montón de medallas pero, sin embargo, es muy desconocida.
También soy árbitro de fútbol de tercera división. Fíjate, mezclar el atletismo con el fútbol, que parece que suena un poco mal, y a día de hoy aún sigo ejerciendo como árbitro. El ponerte delante de un partido de play-offs de ascenso, como he hecho este año con el Rayo Vallecano, con 10.000 personas en las gradas y ser tú el árbitro y decir “ostras, el que manda aquí soy yo, que las decisiones las tomo yo”, eso la verdad que es mucho.
También he practicado otros deportes, como Kin-Ball, he estado en la selección española de Kin-Ball, es decir, deportes totalmente alternativos que nadie conoce. En definitiva, he practicado muchos deportes pero me quedo con el tema del arbitraje.
¿Cómo se lleva eso de que desde la grada te empiecen a insultar y que no estén de acuerdo con tus decisiones? Tiene que ser difícil.
Fíjate, llevo el mismo tiempo siendo árbitro que trabajando en AFAD porque empecé con 17 años en las dos cosas y si aguantas es porque te gusta. El arbitraje económicamente también te recompensa porque el deporte rey es el fútbol y ante eso no puedes luchar. El 80% del dinero que se mueve en el deporte es fútbol, fútbol y fútbol pero a todo se acostumbra uno. Sí es verdad que también depende a donde vayas y de la mentalidad de la gente, que ha cambiado mucho, porque esto ya no es como hace 15 años cuando salías al campo y no habías empezado el partido y ya te estaban insultando. También depende mucho de la categoría donde arbitres porque no es lo mismo pitar un partido territorial o un partido de un pueblecillo por ahí perdido que en una capital, que es muy diferente.
Como miembro del Consejo Local de la Juventud que fuiste, ¿qué opinión tienes de los jóvenes valdepeñeros?
Yo creo que positiva, pero lo que me sienta mal es que la sociedad la tiene muy negativa porque se piensan que todos los jóvenes es botellón, que están por ahí tirados sin hacer nada o viendo la tele y no, es todo lo contrario. Tenemos una generación muy potente a nivel de estudios, muy formada, con muchísimas ganas de hacer cosas y somos los más grandes los que les estamos cerrando las puertas y les estamos impidiendo hacerlo.
Fíjate, está el Festivaldepeñas que lo han creado los jóvenes y ahora llega a mover a unas 3.000 o 4.000 personas y eso no lo están haciendo cuatro que están sentados en sus casas o viendo la tele, eso lo hace gente que se mueve, que busca patrocinios… Yo creo que la sociedad está muy equivocada sobre lo que es la juventud en general y concretamente en Valdepeñas.
Mira, el otro día yendo a la feria veía la zona joven que había puesto el Ayuntamiento y estaba totalmente vacía y pensé: “aquí algo falla”. Creo que la gente que lo está llevando no baja al suelo y se pone a ver lo que los jóvenes quieren. Sí es verdad que han hecho un esfuerzo económico, no sé lo que haya costado, pero luego no funciona. Entonces, vamos a ver qué es lo que quieren los jóvenes primero, qué demandan los jóvenes y luego vamos a empujarlo, a subvencionarlo y apoyarlo económicamente para que eso funcione. Es una pena porque yo decía “madre mía, lo que cuestan estos conciertos, estos escenarios y esta música para luego nada”. Creo que hay que apoyar a los jóvenes y darles una oportunidad.
Para terminar, cuéntame algo de ese huertecillo del que tan orgulloso estás.
¡Qué bueno! Está muy bien el ir al supermercado y gastarte cinco euros en una mata de tomates pero si cuando tú los plantas y sabes que no tienen abono y sabes que lo has cultivado con tu azaón, es totalmente diferente y te das cuenta del proceso que eso lleva desde que lo plantas hasta que te lo comes con un poco de aceite. Nosotros somos un grupillo de amiguetes que tenemos un huertecillo que se llama “La alegría de la huerta” y ahí cada uno tiene su zona, su trocito de tierra donde planta todo de forma ecológica. Ahí disfrutamos.
¿Tomates gigantes no sacáis verdad?
No damos tiempo a que se pongan así de grandes porque antes ya les hemos hincado el diente. Yo creo que es una forma diferente de solventar todos esos pesticidas y todo aquello de lo que no somos conscientes y, sobre todo, de la explotación que hay a través de ello cuando, por ejemplo, el pobre campesino planta un tomate y lo vende a un euro y el supermercado luego lo vende a diez. Nosotros estamos en contra de esas cosas y prefiero que mis vecinos tengan tomates gratis antes de que se gasten diez euros en un supermercado.
