martes. 23.04.2024

María del Carmen López es la Fiscal Delegada de Menores de Ciudad Real.  Es de Valdepeñas y lleva desempeñando su labor profesional en la provincia desde marzo de 2016. Terminó la carrera de Derecho en el año 2000 y con tan solo 24 años, en 2003, aprobó la oposición. Con ella hemos hablado en Actualidad Valdepeñas para conocer más de cerca su labor profesional.

¿Qué trabajo desempeña un Fiscal de Menores?

Tal vez antes de hablar del trabajo que desempeña un Fiscal de Menores, haya que concretar qué es un Fiscal dado que en muchos casos es una figura desconocida, o mejor dicho, mal conocida. El Ministerio Fiscal es un órgano constitucional estableciendo el art. 124 CE que “el Ministerio Fiscal tiene por misión promover la acción de la justicia en defensa de la legalidad, de los derechos de los ciudadanos, del interés público tutelado por la ley de oficio o a petición de los interesados, así como velar por la independencia de los Tribunales y procurar ante éstos la satisfacción del interés social”. Por tanto, “el malo de la película” como en ocasiones se nos conoce, no es tal, teniendo una función mucho más amplia que el “simple acusador”, actuando en todos los órdenes jurisdiccionales y no solo en el penal, siempre en defensa de la legalidad, del interés público y de los derechos de los ciudadanos, especialmente de los más vulnerables.

Por tanto, y por mandato constitucional, en todo procedimiento en el que existan menores (véase, por ejemplo, procesos de separación-divorcio) intervendrá un Fiscal en defensa de tales intereses.

Y en concreto, y de forma muy resumida, el Fiscal de Menores desempeña su función en dos grandes bloques: Ámbito de Reforma: Le corresponde la instrucción y la investigación de todos aquellos hechos delictivos cometidos por un menor de edad comprendido entre los 14-18 años según determina la Ley Orgánica de Responsabilidad Penal del Menor que posee naturaleza educativo-sancionadora. Ámbito de Protección: Análisis, seguimiento y estudio de todos aquellos menores que se encuentren o puedan encontrarse en situación de riesgo (entendido en el sentido más amplio del término) o en situación de desamparo (declarados administrativamente en tal situación por entidad pública).

¿Cuántos años lleva ejerciendo y como ha sido su trayectoria profesional, y volver a su tierra?

En junio de este año hará 16 años que aprobé la oposición, recordando los 2 años y 8 meses de estudio como si fueran ayer. Años de intenso estudio y sacrificio, personal y familiar. Sin el apoyo de mi familia, no hubiera sido posible. Finalicé la carrera de Derecho en el año 2000, y tras esos años de oposición, con solo 24 años, aprobé en junio de 2003. El acceso a la carrera judicial y fiscal estaba unificado, eligiéndose con posterioridad por nota, y teniendo la gran suerte de poder elegir (fui la 14), opté por la carrera fiscal. Mi primer destino fue en Algeciras (Fiscalía Provincial de Cádiz), concursando en 2007 a la Fiscalía de Toledo donde he desempeñado mi trabajo hasta que volví a concursar incorporándome a la Fiscalía de Ciudad Real en marzo de 2016, donde me encuentro feliz. Es mi hogar, son mis raíces… Estudié Derecho en Ciudad Real, preparé la oposición en Ciudad Real e hice las prácticas en esta Fiscalía, por lo que esta Fiscalía -y en concreto su actual Jefe (mi preparador y padrino de Carrera)- es mi maestra y poder compartir trabajo con mi maestro es un auténtico orgullo al tiempo que es un reto personal y profesional.

Hablar de menores es algo delicado pero ¿qué lleva a un menor a cometer un delito, de cualquier índole?

No puedo establecer causas, razones o motivos generales por los cuales un menor comete un delito. Si pudiera, sería tener en mis manos un poder absoluto, encaminando todo mi esfuerzo a paliar o incluso erradicar esas circunstancias con anterioridad a que surjan. Todo menor, como cualquier persona, puede cometer un delito por múltiples razones. “Todos llevamos un delincuente interior”. Todos infringimos normas en algún momento determinado. El ambiente familiar, social, el consumo de tóxicos, la no conciencia de cometer un hecho delictivo, el riesgo, la aventura… Y miles de causas y razones; no olvidemos que la adolescencia es época de “arriesgar”, de “no temer”, época de vivir sin frenos.

¿Cómo actúa el Ministerio Fiscal en cuanto a la protección del menor?

En sentido amplio, la protección del menor por parte del Ministerio Fiscal se realiza interviniendo (siendo parte) en cualquier procedimiento en el que haya menores. Todo menor es sujeto de derechos y deberes y por su especial vulnerabilidad requiere protección.

Desde un punto de vista más concreto, y en relación al ámbito específico de protección, la casuística vuelve a ser muy variada: absentismo, conflicto entre iguales, consumo de tóxicos, alcohol, interrupción de embarazo, abandono de domicilio, intentos autolíticos, conductas disruptivas, circunstancias familiares-sociales no acordes a la evolución-desarrollo del menor, delitos cometidos por adultos sobre los menores, en ocasiones por sus propias familiares… En estos casos, la intervención consiste en detectar esas circunstancias así como poner fin a las mismas, es decir, tener conocimiento por cualquier vía de la situación de riesgo en la que está o puede estar un menor, establecer planes de intervención con él y sus familias y realizar una supervisión o seguimiento de los mismos. En el ámbito de protección es muy importante la intervención de Servicios Sociales, realizándose desde Fiscalía un seguimiento-supervisión de las diversas intervenciones realizadas con cada menor y/o su familia.

En aquellos supuestos más extremos en los que es declarado el desamparo y la asunción de la tutela del menor, el Ministerio Fiscal supervisa y realiza un seguimiento de la situación del menor, su crecimiento y evolución, el Hogar o la familia en la que el menor se encuentra acogido, sus estudios, su salud, y cualquier otro tipo de incidencia. Somos “una familia numerosa a nivel provincial”. En este ámbito específico de protección, hay que recordar que la competencia para declarar a un menor en desamparo viene atribuida por Ley a la entidad pública, siendo competencia del Fiscal la supervisión de tal actuación administrativa, instando la adopción de medidas de protección.

¿Qué piensa de los centros de menores donde éstos cumplen medidas de internamiento?

En cuanto a los centros de cumplimiento de medidas de internamiento, hemos de recordar el carácter educativo-sancionador de la Jurisdicción de Menores, donde el catálogo de medidas (no se llaman penas) que se pueden imponer tras la comisión de un delito es amplio y variado. Siempre dicha medida salvo casos muy tasados determinados por la LORPM se impondrá en atención a la naturaleza del delito cometido y sobre todo en atención a circunstancias personales, familiares y sociales del menor. Medida que a su vez puede ser modificada en función de la evolución del menor. Por tanto, la medida de internamiento como cualquier otra medida, y por ende los centros de internamiento, es una medida que siempre se impone en beneficio o interés del menor en aquellos casos en los que es necesario una intervención con el mismo desde un punto de vista de mayor contención, lejos de su entorno, pero siempre desarrollando una intervención personal y específica con el menor, su familia y su entorno. En toda ejecución de medida en el ámbito de menores se establece lo que se denomina Plan Individualizado de Ejecución de Medida, es decir, toda ejecución atiende a dichas circunstancias concretas de cada menor. La labor que se desarrolla desde los centros de menores es muy importante, con dedicación absoluta a cada menor; siendo en algunos casos la medida de internamiento la mejor intervención para los menores, y su “última oportunidad” de resocialización donde aprenden normas, pautas de conducta, respeto, estructura de su tiempo, habilidades sociales, desarrollo de actividad formativa, higiene, alimentación…que desde otro modo no sería posible.

¿Cómo impacta cada caso en su vida personal?

Cada caso “impacta” por un motivo, la casuística que vemos a diario es muy amplia. Obviamente, muertes, delitos contra la libertad sexual…son temas que te impactan y afectan especialmente. Pero menores que aparentemente tienen “todo” y empiezan a consumir, destruyéndose a ellos como personas, y en consecuencia a su familia también impactan. Menor que embarazada procede a dar luz a su bebé dejándolo abandono en un descampado, menor que abandona su domicilio, menor que se suicida dejando un diario escrito completamente con la palabra “feliz”, menor adicto a juegos y apuestas que lleva a su familia a la ruina, menor que conduce sin permiso atropellando a una persona, menor que maltrata a su familia (en ocasiones porque repite patrones o porque está cansado que a él lo maltraten), menor que sustrae objetos en diversos establecimientos, menor que a punta de navaja roba, menor que protagoniza diversas conductas siendo en el fondo llamadas de atención ante carencias, menor que comete delitos sexuales porque en su casa no aceptan su tendencia homosexual, menor que ha sido abusado sexualmente por sus familiares, menor que es utilizado como moneda de cambio entre los progenitores o entre las familias ante el fallecimiento de los progenitores, menor cuyo patrimonio no es protegido por su tutor, menor con coma etílico…Y un largo etcétera de situaciones que en estos casi 16 años de ejercicios traen a la memoria muchos rostros, muchos nombres y apellidos, y muchas circunstancias personales y familiares que “impactan”.

Se dice que en esta sociedad, los mayores hemos perdidos valores que no podemos inculcar a los menores ¿Qué consejo daría a los padres o tutores a la hora de educar en este sentido, o cómo podríamos recuperar esos valores?

No tengo la solución mágica dado que son muchas las circunstancias y elementos concurrentes; más quisiera. No obstante, siempre insisto en la importancia de la educación y la prevención. Y hay que educar desde la diferenciación de roles. “Un educando” necesita de “un educador”. No podemos ser amigos de nuestros hijos, de nuestros alumnos, de nuestros educandos, porque si somos amigos de nuestros hijos los estamos dejando huérfanos. No quiero decir que no haya confianza, pero siempre desde la diferenciación de roles y desde la autoridad. Estamos educando menores con sistemas normopunitivos muy laxos y en muchos casos inexistentes. A los niños desde pequeños hay que educarles en el “no”. Tienen que experimentar la frustración, y aprender desde ese “no”. No todo vale; hay que enseñarles a respetar. Esa educación debe ser desde muy pequeñitos, dado que actualmente queremos imponer esas normas en la etapa adolescente, y desde mi punto de vista es un craso error. La adolescencia es una “olla a presión” en todos los sentidos, e imponer esos límites a esa edad, es un fracaso absoluto, provocando situaciones disruptivas, violentas y en algunos casos delictivas.

¿Viene mucho por Valdepeñas?

Soy y siempre seré valdepeñera. Me gusta volver a mi pueblo, saborear sus vinos y sus tapas, pasear por sus calles, brindar con una copa de vino tinto con amigos, en familia… El vino se puede saborear en cualquier lugar, pero la vid hunde las raíces en una única tierra. Siempre hay que volver a esos orígenes, a esas raíces de lo que soy y lo que tengo.

Mª del Carmen López (Fiscal Delegada de Menores de Ciudad Real): ‘En la Fiscalía de...