jueves. 28.03.2024

En advaldepeñas hemos entrevistado a esta mujer que ha sido nominada a los premios del Instituto Europeo por la Igualdad de Género “Mujer Inspiradora Europea 2014” por su trabajo de activismo en redes y en octubre será parte del Tribunal de Derechos Humanos de las Mujeres en México.

¿Cuál es tu sueño respecto a la igualdad?

Que mi trabajo deje de hacer falta a pie de calle y se estudie como Historia. Si tengo que decir una más realista sería ver cómo las mujeres somos capaces de hacer un pacto intragénero más allá de nuestras diferencias; un acuerdo de mínimos inexcusable para todas, seamos de cualquier país, orientación política, clase social, etnia...

¿Qué hace una especialista en Igualdad?

No sé qué harán otras, yo trabajo de la mañana a la noche. Preparo temarios, atiendo tutorías, imparto clases presenciales y virtuales, busco contenido para las redes, colaboro en varios medios de prensa escrita y radiofónicos... así que no paro. Mi jornada laboral excede, de largo, las 8 horas. Como Especialidad Universitaria, hay muchos contenidos aplicables a una Especialidad en Igualdad, desde el diseño de proyectos con perspectiva de género, al análisis crítico de medios, las intervenciones de trabajo social, o las evaluaciones de políticas públicas con enfoque de género. ¿Suena raro? lo explico: consiste en saber prevenir si estás diseñando; observar, si estás aplicando y medir , si estás evaluando, las diferentes consecuencias que cualquier política pública o decisión que afecte a hombres y mujeres tiene distintas consecuencias para uno y otro sexo porque su posición en la sociedad es distinta.

¿Qué significa empoderamiento de la mujer?

El empoderamiento es a la vez un proceso de consecución de la autonomía y el objetivo del mismo. Entiendo aquí la consecución de la autonomía como el poder de decidir libremente sobre nuestras propias vidas.

Pasa, en primer lugar por reconocer las discriminaciones que vivimos (pueden ser por sexo pero también por cualquier otro motivo: pertenencia a una minoría étnica, a una sexualidad disidente, a una religión minoritaria). También debemos saber cómo contribuimos a perpetuarlas y trabajar para eliminarlas. Esto te sitúa en una posición de control sobre ti misma.  En este caso, las mujeres no somos ni un colectivo ni una minoría: somos más de la mitad de la humanidad, por lo que el empoderamiento urge. 

A lo largo de la historia la mujer ha conseguido muchos avances en cuanto a igualdad, pero todavía quedan muchos otros ¿Crees que algún día conseguiremos erradicar todas las diferencias que aún existen?

Naciones Unidas decía en un informe de hace poco más de un año, que sin incidir en la realidad por ningún medio (ni medidas legales, ni institucionales, ni la presión de los grupos feministas que son los que históricamente han -hemos- encabezado los cambios sociales a favor de las mujeres) las desigualdades por razón de sexo tardarían un mínimo de 500 años en desaparecer. Espero que con el trabajo de millones de mujeres que, como yo, creemos en la Igualdad ese plazo disminuya.  Siempre que los gobiernos no se empeñen en empujarnos dos casillas atrás cada vez que avanzamos una, claro.

La palabra feminismo se ha considerado siempre como extrema, al igual que el machismo referido al hombre, pero ¿realmente la gente sabe cuál es el trasfondo de esa palabra?

La mayoría no. Justo ahora estoy en plena fase de análisis de mi última investigación y es sobre el tema.  ¿Cómo es posible que después de casi 300 años de Feminismo haya tanto desconocimiento sobre el contenido?

El Feminismo es un movimiento que trabaja para conseguir la Igualdad entre personas independientemente de su sexo, o de cualquier otra condición que las sitúe en posición de desventaja vital.

Casi da risa tener que aclarar a estas alturas que no queremos que los hombres dejen de votar, que tengan que pedir permiso para viajar solos, que se les prohíba estudiar, leer, o escribir una obra firmada con su nombre, cantar en las Iglesias o conducir. No queremos que nadie pase la discriminación que hemos pasado, queremos que ser mujeres no suponga una discriminación solo por el hecho de serlo. El Feminismo es una ética de la Igualdad y el machismo lo es de la desigualdad.

¿Cuál sería la fórmula para conseguir esa igualdad plena?

La educación. Una educación en la que las diferencias no supongan desigualdades. Porque, aclaro también, no queremos ser iguales que los hombres, sino que ser mujeres no nos suponga un trato peor. Pretendemos que a las personas se nos trate por igual, en cuanto seres humanos. No queremos ser iguales a nadie.

Por supuesto, si ahora se nos trata igual la diferencia se mantendría, de ahí la necesidad de hacer algunos reajustes hasta que la Igualdad se consiga, son esos que a veces llevan a pensar que “ahora los discriminados son los hombres”. Si empiezas con ventaja en una subida de 20 escalones, yo estoy en el quinto escalón y tú en el décimo y a partir de ahí alguien decide que solo se puede subir un escalón cada vez, se nos trata igual pero ¿se consigue la Igualdad? ¿Quién llegará antes? ¿No habrá que cambiar las reglas para la parte que no tuvo ventaja inicial si queremos un resultado justo?

¿Hay que educar a la mujer para que entienda que puede conseguir ser tratada igual al hombre?

No. Creo que hay que educar a las personas de forma que su sexo no las haga asumirse como seres con más o menos derechos. De hecho, hoy las jóvenes lo entienden perfectamente y creen que ya no se las discrimina porque la ley dice que son iguales y ellas “pueden hacer lo mismo que un hombre”. Pero ¿eso las sitúa en una posición de igualdad frente a la maternidad, el cuidado, en los mismos peligros al salir a la calle, ante la discriminación laboral, se las juzga del mismo modo cuando viven libremente su sexualidad? Obviamente no.

El pasado 5 de octubre estuviste en Almagro dando un taller de autodefensa emocional ¿Cómo podemos defendernos ante las emociones como mujeres?

Conociendo qué parte de esas emociones es natural y qué parte cultural ¿por qué la preocupación o la culpa parecen tan femeninas y la ira o la furia tan masculinas? ¿Por qué en el imaginario colectivo nosotras lloramos y ellos dan una patada? Todos los seres humanos tenemos un abanico común de emociones y el cuándo y cómo se expresan es un aprendizaje cultural, saber eso nos libera de muchas dudas y mucha angustia. Y no solo a las mujeres, también a los hombres.

¿Qué temas trataste?

Hablamos de autoconcepto, de autoestima, de las emociones, de cómo las manifestamos y cómo reconocerlas en nosotras y en ellos, tuvimos un alumno. También vimos cómo una forma de violencia es, muy habitualmente, no cuidarnos física, mental y emocionalmente.

¿Cómo fueron las reacciones de las asistentes al taller, preguntas que te hicieron, lo que más les impactó?

Casi todo el mundo suele tener idea del tema. Las sorpresas son mayores para quienes se acercan por primera vez a una visión del mundo con enfoque de género, o se siente parte de una red de cuidado. Es una experiencia emocionante. No hubo apenas preguntas porque más bien ellas contaron y compartieron sus experiencias. La que preguntó una y otra vez fui yo. Lo que más les impactó debería decirlo el grupo. Creo, por mi impresión, que sentirse parte de una red y parte de un proyecto que está cambiando el mundo por otro mejor es siempre de un gran impacto. No somos unos cuantos versos perdidos en cada generación, somos parte de una genealogía de mujeres que ha trabajado para todas las mujeres. Sentir esa conexión es una experiencia poderosa, y un paso imprescindible para el empoderamiento.

Un consejo o una sugerencia para aquellas mujeres que aún sienten que la igualdad no es posible.

No tengo consejos pero sí una idea: cuanto antes se pongan manos a la obra, menos faltará para conseguirlo.

María Martín: “Ser mujeres no debe suponer una discriminación por el hecho de serlo"