Los hechos ocurrieron entre las 19:00 y las 20:00 horas del sábado 19 de septiembre, cuando el matrimonio se encontraba fuera de casa y su hijo mayor durmiendo por encontrarse recuperándose de una crisis de asma y bronquitis. Fue este quién, alertado por el humo y las llamas, llamó a su padre que rápidamente se acercó junto a un amigo a la vivienda y ambos apagaron el fuego. Mientras Carmen, que disfrutaba de una tarde de parque con los más pequeños, al enterarse, tuvo que ser atendida por una crisis de ansiedad.
La pesadilla ha vuelto a la casa de una familia compuesta por el joven matrimonio Carmen y Alberto y sus tres hijos de 14, 12 y 5 años, que ya no saben dónde acudir para “que nos hagan caso”, explica Alberto muy afectado por la situación que llevan viviendo desde este verano. Este padre de familia pide más vigilancia “pero no nos hacen caso. Entiendo que las 24 horas no puede ser, pero de vez en cuando que alguien vigile la zona sería lo suyo. Los bomberos tardaron en venir hora y media y la policía cerca de dos horas. El incendio lo tuve que apagar yo con la ayuda de un amigo. Así no podemos seguir, estamos desesperados, alguien se está cebando con nosotros y no entendemos por qué, somos una familia normal a la que le gusta vivir en la naturaleza porque nos encanta que nuestros hijos se críen en el campo, que sepan porqué brotan las hojas verdes de los árboles, que valoren todo lo que tenemos alrededor y nos están amargando la vida. Es que no hablamos solo de lo que se puede perder en cuanto a naturaleza o lo material sino que están en juego nuestras vidas”.
El incendio comenzó en la valla pegada a la parte de atrás de la vivienda, donde están los dormitorios. Esta familia se siente desprotegida puesto que como señala Alberto “nadie nos hace caso y nos sentimos desamparados”.
Para Carmen todo esto es una pesadilla que “no nos deja descansar, no duermo por la noche y cuando intento conciliar el sueño me sobresalto y me tengo que levantar, aunque sean las 3 de la mañana, para ver si hay fuego fuera. Es una situación que se escapa a nuestro entendimiento, ya no sabemos ni qué pensar. Hemos tenido un mes de respiro donde en mi casa habían vuelto las risas y los juegos, hoy estoy agotada de nuevo y los niños afectados psicológicamente”.
El 10 de agosto se produjo el primer incendio que afectó directamente a una parte de la vivienda, además de haber apagado esta familia y sus amigos, días antes, pequeños fuegos a la entrada de su finca, que incluso quemaron pinos que conforman el camino hasta llegar a la verja de entrada y que tanto Carmen como Alberto “cuidamos con mucho mimo”.
Este matrimonio ha vuelto a denunciar los hechos ante la Policía Nacional y esperan que “a quién le competa nos haga caso e investiguen que está pasando”. En este sentido, se pregunta si “tiene que pasar alguna tragedia humana para que se tomen medidas”, añade Alberto.
