jueves. 28.03.2024

Parecía que la Virgen necesitaba una estrella que brillase aún más que las demás a su lado y se la llevo a ella,

Quedará entre los buenos recuerdos de tantas mujeres, a las que nos ayudó a parir a nuestros hijos, con su dulzura y el buen hacer de una gran profesional, una gran persona, y una gran amiga. Siempre recordare ese largo día 30 de diciembre de 1993, desde las 9 de la mañana en paritorio, con ese gotero que más que ayudarme a parir, me rompía por dentro, pero allí estabas tú consolando mi dolor hasta que mi hija nació, Gracias Mari por hacerme más llevadero aquel interminable e inolvidable  día, en ese recuerdo siempre estarás tú.

MARI RODADO1 (Copiar)

Desde tu jubilación, en el día a día, eras la imagen de alguien alegre y feliz  pero resignada a tu interior, con tu viejo inseparable Dado, el compañero que te esperaba en casa al salir de tu trabajo o al regresar después ver a tu nieto Alberto, que hoy cumple 6 años,  o de una tertulia con tus antiguas compañeras, los paseos con él y tu gorro Ruso, tu caminar tranquilo porque ya Dado no quería andar, o con aquella pamela que en el teatro no dejaba ver tu cara aunque se te reconocía rápido al hablar.

El día 5 te quisieron remendar el corazón y lo hicieron bien, pues tu corazón despertó, pero solo para decir a los tuyos que todo iba bien, sin embargo, la Inmaculada pensó que te quería a su lado y allí te llevó, dejándonos a todos con el corazón roto por el dolor de tu perdida, muchos somos los que te conocíamos, muchos por tu trabajo, muchos por tu buena relación social y todos por lo buena persona que has sido.

Te has ganado a pulso nuestro buen recuerdo.

Hasta siempre Mari Rodado

Una estrella más en el cielo