martes. 16.04.2024

Por ejemplo, cuando me piden que mande una obra con "temática: mujer", a mí, que no trabajo el tema de género, ¿a qué se refieren exactamente? Aunque soy una mujer, claro, por tanto ¿todo lo que hago es "tema mujer"?

A lo mejor pensar al revés me da luz: ¿Y si me pidieran "temática: hombre"?, mmmm, no, no lo veo claro. Sean más explícitos con lo que me están pidiendo, por favor. ¿Quieren un puñado de tópicos que acrecienten la exclusión, o que envíe cualquier cosa para cumplir el cupo de una corrección política que está dejando de serlo?

En una de las invitaciones para una exposición en la que, por cierto, he declinado participar (qué lástima, me quedo sin catálogo y línea en el currículum) dice:

"La mujer vista como algo vulnerable relacionado con la debilidad, considerando a ésta más un defecto que una virtud. Debemos desmitificar esta idea viendo el sentimiento de vulnerabilidad como algo sabio y que nos hace más fuertes. La mujer sensible y receptiva, vive y experimenta sin límites y no huye de los sentimientos que en realidad la hacen más fuerte."

Vaya, soy mujer, soy vulnerable, pero como virtud. Está claro, ¡me lo han dicho tantas veces!: yo soy sensible y los hombres no,  tengo sentimientos, los hombres no, soy frágil, los hombres no, alguna vez soy super fuerte porque paro hijos (pero yo no he parido así que no debo serlo), etc., etc.; me pregunto dónde venden ese medidor de sensibilidad, sentimientos y fuerza moral.

Pienso en todo lo que por ser mujer me han dicho que soy o debo ser, sin ni siquiera conocerme.

Vulnerar: transgredir, quebrantar, dañar, perjudicar. Y es que para ser "vulnerable" hace falta un agente externo que te pueda hacer un daño físico o moral.  

Total, es una cuestión de agentes externos que me hacen vulnerable, y me lo pegan en la frente. El 10% de representación femenina en Arco manifiesta mi vulnerabilidad. El hecho de que en la mayoría de las programaciones culturales de museos e instituciones haya de promedio entre un 10 y un 20% de representación femenina manifiesta mi vulnerabilidad. Premios, jurados...cuenten, cuenten, hagan números.

Por eso soy vulnerable.

Muchos de los que organizan las exposiciones que hoy se inauguran se olvidan de incluirnos en las programaciones del resto del año. Pero cumplen en marzo. Sería fácil sacarle los colores a más de uno sin palabras, sólo con números.

Por ellos soy vulnerable.

Catálogos y catálogos llenos de tópicos femeninos que me resultan humillantes y acrecientan mi vulnerabilidad. Que, oigan bien: no es una condición intrínseca a mi esencia. Defínanse ustedes a sí mismos, como grupo masculino, así en masa, y comprobarán el enorme ridículo que supone.

Tener que decir constantemente porqué debemos estar, hacer extras para que se den cuenta que lo merecemos, nos hace fuertes. O nos agota y nos mata. Y eso es lo triste. Las que con tan malas cartas, no son capaces de remontar la partida.

No soy la única vulnerable, también lo son los pobres, los negros, los niños, los emigrantes, los homosexuales, los refugiados, las minorías étnicas, las minorías religiosas, los enfermos, los analfabetos...y más gente, mucha gente.

Historia y números. Números incluso del siglo XXI.

Hay alguna honrosa excepción, pero en muchas de estas exposiciones el tema no es la mujer, es el cinismo.

En un momento pensé responder a las invitaciones, mandar la obra (incluso pagar los portes), ir a la inauguración, descolgarla, pegar una fotocopia con los datos de la representación femenina en la institución convocante, e irme a casa. Pero me siento vulnerable, y un poco cansada.

8 de Marzo