Bien es cierto, que los poderes públicos deben sentar las bases desde la educación para conseguir la plena igualdad, pero en este sentido, tanto mujeres como hombres, sin menospreciar o degradar a ninguno, debemos ir en la misma dirección.
No me considero feminista ni machista, a pesar de haber sido víctima de discriminación laboral por ser madre. Han pasado muchos años y aún lo recuerdo como uno de los peores momentos que, como mujer trabajadora, tuve que vivir, y lo peor escuchar frases tan “alentadoras” como: “Así te dedicas a criar a tu hijo, porque todo a la vez es complicado”, o no tener el apoyo de otras mujeres. En ese momento te embarga un sentimiento de tristeza y de miedo, que hay que vivirlo para entenderlo. Tristeza porque piensas: “¿no seré lo suficientemente fuerte como para ser mujer trabajadora y madre?”. Miedo porque no sabes si el hecho de ser madre o volver a serlo te llevará otra vez a esa misma situación, y aunque parezca de película, a mí me ocurrió dos veces.
Hoy puedo decir, orgullosa de ello, que soy madre, que tengo dos hijos maravillosos que no cambio por nada en el mundo, y que he sido capaz de educarles, criarles, disfrutar de ellos y a la vez trabajar con éxito. No soy especial, como yo hay muchas mujeres que lo hacen cada día, incluso muchas tirando solas del carro, lo que me parece admirable y me quito el sombrero ante ellas.
La vida me ha enseñado a perdonar y lo he hecho, porque también me ha enseñado que quienes hacen el mal al final lo pagan, se les vuelve contra ellos, y pienso: “bastante carga tienen con ser como son”.
Luché por compaginar las dos facetas, la de madre y mujer trabajadora, y luché también porque lo que a mí me ocurrió no quedara en agua de borrajas. Denuncié y la justicia me dio la razón, senté precedente sin saberlo, y me sentí bien. A pesar de esa mala experiencia, pensé que algo bueno había hecho en esta vida y en este terreno, ayudar a otras mujeres abocadas a mi misma situación.
He conseguido un sueño, mi propio sueño: “no depender laboralmente de nadie” y, sobre todo, y lo más importante, tengo dos hijos varones a los que, tanto mi marido como yo, hemos educado para que el día de mañana no sean responsables de un caso de discriminación laboral.
Lola Gómez Moreno
(Directora AdValdepeñas)