Un intercambio educativo, ese nutrido itinerario de experiencias que surgen del contacto entre culturas, es ya un episodio insustituible en la vida de varias generaciones de alumnos del Balbuena.
El vínculo que cada año aproxima a Valdepeñas y Malpas representa una oportunidad única en un momento crucial en el crecimiento personal de un estudiante de 14-15 años. Es en esta etapa cuando se abre ante sus ojos un abanico de estímulos que la asunción del riesgo ante lo desconocido sin temor al fracaso hace posibles.
Hace una semana llegaban un grupo de alumnos procedentes de la región británica de Cheshire a nuestros hogares. Con la ilusión que invita a lo “aún por descubrir” visitamos la ciudad califal de Madinat al Zahra , patrimonio de la cultura universal y símbolo de convivencia, como la mezquita cordobesa. Tras un fin de semana en familias, nos deslumbró la efigie toledana en las hábiles pinceladas del Greco. El Museo de Santa Cruz nos develó las entrañas del reinado de los Austrias, mientras en el obrador artesano Santo Tomé nos daban a probar la masa cruda del mazapán tradicional. El Tajo nos despidió con su imborrable estampa desde el tren.
Córdoba y Toledo, Andalucía y La Mancha, su imagen mental comenzaba a dibujarse a la luz de los molinos de Consuegra y esa tez lorquiana inmortalizados por Gregorio Prieto. La Exposición Internacional de Artes Plásticas y la colección arqueológica del Cerro de las Cabezas completaron nuestro semblante de una Valdepeñas rumbo al futuro pero sin renunciar a sus orígenes.
La proyección de la economía local también estuvo presente en el itinerario mental que deseábamos imprimir en el recuerdo de nuestros visitantes. A ello nos ayudaron el Consejo Regulador de la Denominación de Origen del Queso Manchego, la Cooperativa Olivarera Colival y la antigua Bodega de los Llanos, a los que desde aquí queremos agradecer su colaboración en este proyecto.
La Escuela de Idiomas inspiró la primera experiencia didáctica a nuestra llegada, ayudando a forjar ese hilo invisible que nos conectaría, ya para siempre, hasta el día de nuestra despedida, en el que una interesante combinación de la mejor selección de la palabra “amigo” y “gracias” nos abrigo en una madrugada de tormenta, que nos ungió anecdóticamente del aroma de Britannia.
Los coordinadores del Intercambio queremos agradecer a todas las familias y alumnos participantes. Sin vuestra autenticidad y confianza, esto no hubiera sido posible. Aún en el recuerdo las palabras de complicidad en nuestra convivencia en el Peral este domingo, sólo puedo recordaros lo importante que es para todos, como sociedad, esas grandes personas que nos confiáis cada día.
