jueves. 28.03.2024

Antonio Brotons: un valdepeñero ejemplar

Antonio Brotóns Sánchez, nació en Valdepeñas, en 1938. Cursó estudios de Enología, titulándose como Maestro Industrial por la rama Enológica y realizó cursos de prácticas sobre dicha materia en  la Universidad  Autónoma de Madrid. También intervino como moderador de coloquios sobre problemas socio-económicos que inciden en el consumo del vino. 

Antonio Brotons por Vicente Nello.Dibujo a sanguina, 1978 (Copiar)
Antonio Brotons por Vicente Nello.Dibujo a sanguina, 1978

Antonio Brotóns Sánchez, nació en Valdepeñas, en 1938. Cursó estudios de Enología, titulándose como Maestro Industrial por la rama Enológica y realizó cursos de prácticas sobre dicha materia en  la Universidad  Autónoma de Madrid. También intervino como moderador de coloquios sobre problemas socio-económicos que inciden en el consumo del vino.

Hombre de carácter abierto y bonachón, empezó a trabajar en los años cincuenta del pasado siglo en las bodegas familiares “Matías Brotóns, Hermanos y Compañía”, que fundó, en 1944, nuestro abuelo Joaquín Brotóns Fenoll, junto a sus hijos varones: Matías (padre de Isabel, Antonio y Matías), Joaquín (no tuvo hijos) y Francisco (mi padre y de mis hermanas Isabel y María Jesús),  industria,  en la que colaboró en todos los departamentos, como se suele hacer en los negocios familiares, llegado a ser gerente, accionista y secretario del Consejo de Administración, cuando la familia, en 1967, la convirtió en sociedad anónima,  bajo la denominación de “Matías Brotóns, S.A”, empresa, en la que trabajó hasta casi su muerte, ya que,  una de sus grandes pasiones era el mundo del vino, en el que ocupó importantes cargos, como Presidente del Sindicato Comarcal de la Vid, entre otros.

Además, fue asiduo colaborador de temas vinícolas en revistas y periódicos, especialmente en la muy veterana publicación “La Semana Vitivinícola”, donde sus atrayentes textos eran muy leídos y elogiados por bodegueros y enólogos, gremio muy singular, en el que tenía buenos y entrañables amigos, como Enrique Martín Peñasco (Bodegas “Videva”) y Gerardo Sánchez (“Bodegas “Morenito”), entre otros muchos, que harían interminable el artículo.

Otras de sus muchas aficiones era la investigación histórica, particularmente la de su ciudad natal, sobre la que durante años estudió, investigó y escribió en publicaciones provinciales y locales, como los Programas de las Fiestas de Valdepeñas, el diario Lanza, el semanario Canfali, entre otros medios. También impartió interesantísimas, documentadas  y amenas charlas sobre la historia de la Ciudad del Vino, en el canal local “Televaldepeñas”, donde siempre fue presentado por su buen amigo y paisano el conocido periodista Ángel López;  textos y conferencias,  que fueron publicados por su amigo el popular empresario valdepeñero, Jesús Bárcenas,  bajo el título de “Apuntes Históricos de Valdepeñas”, libro imprescindible para conocer la historia local, que es uno de los más solicitados en la Biblioteca Municipal “Ana de Castro”, situada en el magníficamente restaurado “Casino La Confianza”, actual Centro Cultural.  

También, entre sus diversas pasiones, era un gran amante de arte pictórico y durante varios años fue secretario del jurado de la prestigiosa Exposición Nacional de Artes Plásticas de Valdepeñas, que ha llegado ininterrumpidamente a su 78 edición y a ser Internacional, convirtiéndose en la decana de las exposiciones de España, motivo, entre otros, por lo que fue galardonada con la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes.

Dada la buena amistad y relación que mi pariente tenía con grandes pintores, como el afamado mundialmente, Antonio López, entre otros, y su afición y larga experiencia en el mundo de la pintura de caballete,  ejerció como crítico de arte en diarios y revistas, ya que era miembro de la Asociación Nacional de Críticos,  donde mantenía excelentes relaciones amistosas con  críticos, artistas y escritores, como Gregorio Prieto(Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes, Medalla de Oro de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, Académico Honorario de la Real Escuela de Bellas Artes e Hijo Predilecto de Valdepeñas); Agustín Úbeda (Medalla de Oro en la Exposición Nacional de Valdepeñas y Primer Premio de Pintura de la Comunidad de Castilla-La Mancha);  Antonio Guijarro (Premio Nacional de Pintura del Ministerio de Educación y Primera Medalla de la Exposición Nacional de Artes Plásticas de Barcelona); Francisco Nieva (Premio Nacional de Teatro, Premio Nacional de Literatura, Académico de la Lengua España, Premio Príncipe de Asturias,  e Hijo Predilecto de Valdepeñas); Sagrario Torres (Hija Predilecta de Valdepeñas y Medalla al Mérito Regional), entre otros muchos artífices renombrados, que espantaron su rúbrica o dibujos en el libro de Firmas de Honor de la bodega familiar.

En dicho libro, que conserva su viuda, también hay algunas firmas de excelentes poetas, actores, pintores y escritores, dedicadas a mi persona, destacando la del gran poeta y mejor amigo Pablo García Baena (Premio Príncipe de Asturias de las Letras, Premio Andalucía de las Letras, Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana, Premio Internacional de Poesía Federico García Lorca, Medalla de Oro de la Ciudad de Córdoba, Hijo Predilecto de Andalucía, y Medalla de Oro de la Provincia de Málaga), que redactó: “Para Joaquín Brotóns el vino es carne y sangre en Valdepeñas. En los carros pasan en triunfo, entre risas y pámpanos, los jóvenes cuerpos. Y corre el vino en fáustico derroche”.  

La política no le interesaba mucho a mi primo Antonio,  pero su querido amigo Esteban López Vega, le pidió que formara parte de su gobierno, donde fue Concejal de Festejos, siendo uno de los principales ediles en conseguir que las “Fiestas del Vino de Valdepeñas” fueran declaradas de Interés Turístico Nacional y que pasaran a ser más populares, que participara más el pueblo llano, ya que,  hasta entonces, dichas fiestas consistían en la Cena de Gala, la procesión de la Virgen de Consolación y algunos pocos actos más, como el desfile de  las bellas y originales carrozas que diseñaban y construían   Ramírez y Casildo,  que representaban a  Valdepeñas en Ciudad Real, en su sugestivo desfile de la “Batalla de Flores”, donde fueron galardonadas muchos años.

Poco antes de su prematura muerte, la “Cofradía de los Mayorales del Vino” le nombró Mayoral de Honor, en reconocimiento a su labor como vinatero y sus muchos artículos publicados sobre la viña, el vino y su cultura milenaria, en la que era un gran experto. Meses después, el Ayuntamiento de su ciudad natal, le nombró “Cronista Oficial de la Ciudad”, en agradecimiento a lo mucho que había investigado, escrito y publicado sobre la “Muy Heroica Ciudad de Valdepeñas”, que fue el mejor honor y distinción que podían tributarle.Tras su fallecimiento, el Consistorio valdepeñero,  rotuló una calle con su nombre.

Años más tarde, el Pleno del Ayuntamiento de Valdepeñas, en sesión del 27 de julio de 2004 acordó poner una calle nueva con el nombre de “Bodegas Brotóns”, tras 72 años dedicados a la  elaboración, embotellado y comercialización de vinos, ya que,  nuestro abuelo Joaquín, fundó la bodega “Santa Pola”, en los años veinte del pasado siglo, que estaba situada en el Camino Viejo de Almagro, en el Barrio de San Pedro, conocido como  “La Venta del Aire”; bodega típica valdepeñera de tinajas de barro, que,  familiarmente llamábamos La bodega vieja, en la que mi padre elaboraba los tintos, que fueron elogiados por el escritor y periodista del diario “ABC”, Antonio Díaz-Cañabate, en su libro “Historia de una Taberna”, publicado por la reputada editorial Espasa-Calpe, en 1947; caldos, que  eran degustados y alabados  en la madrileña, centenaria e histórica “Taberna de Antonio Sánchez”, fundada en 1830 y  donde tenían tertulia semanal con el vino que hacia mi antecesor,  escritores, pintores, escultores, periodistas y médicos, como Gregorio Marañón, Julio Camba, José María de Cossío, Pío Baroja, Ignacio Zuloaga, Joaquín Sorolla, Juan Cristóbal, entre otros renombrados intelectuales y personalidades de primera fila, que eran fervorosos devotos del vino de Brotóns, hasta el extremo de que el celebre doctor Marañón, fue siempre cliente de la bodega familiar, continuando, tras su muerte, su viuda doña Dolores Moya.

Sirvan estas emocionadas y cariñosas líneas de admiración y homenaje a  nuestra familia, que colaboraron todos en la empresa familiar, pero muy especialmente a mi querido primo-hermano Antonio Brotóns, persona carismática y hombre bueno y de mejor corazón,  al que quise como un hermano y con el que conviví diariamente toda la vida, dado que, ambos trabajamos en los negocios familiares hasta su cierre definitivo, gestión de la que se encargó mi primo Matías (hermano de Antonio e Isabel), hombre dotado de un extraordinario don de gentes y un comerciante innato, que desarrolló su vida laboral en el mundo de los Seguros, la Banca y los negocios Inmobiliarios, siendo el último gerente de la compañía mercantil familiar “Matías Brotóns, S.A.”.

Francisco Nieva, dramaturgo, escenógrafo, director de escena, narrador, ensayista y dibujante; paisano,  amigo y mentor mío, al que le solicité, que escribiera el prólogo al libro de mi primo Antonio, “Apuntes Históricos de Valdepeñas”; texto, que Paco Nieva me envío en unos días y en el  que redactó en dicha magnífica introducción:”…Antonio Brotóns nos hace legatarios de lo mejor de su espíritu y de su misma presencia física, el perfil de un valdepeñero tolerante, benévolo, fiel amigo y culta personalidad. Un hidalgo manchego…”. Creo, que no hay mejor forma de definirlo: Antonio Brotóns: un valdepeñero ejemplar.

 www.joaquinbrotons.com

Antonio Brotons: un valdepeñero ejemplar