jueves. 28.03.2024

Desvirtuamiento del voto autonómico y local

AYUNTAMIENTO VALDEPEÑAS

La inestabilidad, la permanente incertidumbre, el cohete sin palo en que se transformó la política española tras certificar la defunción del bipartidismo y debutar los nuevos líderes, compartiendo escena con quienes desde las autonomías catalana y vasca, juegan con la amenaza de la secesión para sacar mayor tajada que el resto de territorios, nos han dejado una convocatoria electoral el próximo 28 de abril, que puede acabar contaminando la voluntad y el criterio de no pocos españoles, en esos otros comicios autonómicos, municipales y europeos que por turno corresponde celebrar el 26 de mayo.

Ya sucedió en 2011 y 2015, que el estado de cosas en la órbita estatal arrambló con una multitud de buenos alcaldes, socialistas y conservadores, engullidos por un alud de corrupción y gestión desastrosa proveniente de las altas instituciones.

El riesgo de que la inercia nacional se propagase a las regiones y municipios habría sido total, si como se temía tras la no aprobación de los Presupuestos Generales del Estado, el presidente del Gobierno hubiese hecho coincidir las Generales con el resto de elecciones. Una posibilidad ante la que la derecha se relamía.

Todas las encuestas de estos días coinciden en que el Partido Socialista, con mayor o menor distancia sobre el PP, ganará las elecciones cuya campaña va a coincidir con las procesiones y las vacaciones de Semana Santa. Casi todo apunta a que la fallida negociación con los independentistas y la tormenta de críticas descargada desde el frente común Cs-PP-Vox, que culminó con la manifestación de la Plaza de Colón el pasado 10 de febrero, harán poca mella en quien ostenta dos récords nada meritorios dentro del PSOE: haber cosechado los peores resultados que se recuerdan en este partido y protagonizar el más breve mandato al frente del Gobierno de España, desde la llegada de la democracia.

Cuando un pueblo reincide en un voto considerablemente distinto en clave local, autonómica y nacional, es que tiene claro que al frente de su ayuntamiento no quiere a unas siglas, sino a una persona. Esto ocurre en Valdepeñas, donde desde 2011 varios de los miles de votos que en Generales se van al Partido Popular y a Ciudadanos, se los lleva en las municipales Jesús Martín. El ya candidato a un quinto periodo fue el único socialista que conservó una mayoría absoluta en una población de más de 15.000 habitantes en Castilla La Mancha, aguantando el fuerte tirón antipsoe de 2011 y 2015. Un éxito que habría que atribuir tanto al aprobado de más de 6.000 vecinos a su gestión, como a la fragmentación del voto a su derecha; cuando no a la escasa fortuna de algunos partidos en la designación de su cabeza de cartel.

La pluralización de la derecha antes unida dentro del PP se ve ahora de algún modo compensada, con la bipartición de la izquierda no socialista, que en nuestra ciudad no concurrirá bajo la confluencia de Unidos Podemos, confirmada el año pasado la imposibilidad de que Gregorio Sánchez Yébenes y Luis Benítez de Lugo compartiesen un mismo proyecto político y personal. Por cierto, y a modo de inciso, a ver cómo se las apañan para hacer campaña común para las Generales del 28 de abril, después de los dimes y diretes del pasado año, cuando ninguno de los dos movió un dedo por el acercamiento, ni disimularon su total falta de sintonía.

Así todo, la ejecutoria de los últimos cuatro años unida a la ley electoral, pondrá las cosas un poco más fáciles al partido más votado. Lo que el veterano alcalde de la Muy Heroica sí tendrá ante si, a diferencia de los anteriores compromisos electorales, serán oponentes bastante menos inofensivos a diestra y siniestra. Con el cuchillo en la boca ya andan Cándida Tercero (PP) y Luis Benítez (Podemos). En Ciudadanos, si los comentarios se confirman, el candidato tampoco es mudo. La incógnita, a día de hoy, es Vox.

Desvirtuamiento del voto autonómico y local