jueves. 28.03.2024

La imagen regresó a su antiguo altar, en el camino viejo, justo 43 años después de su última llegada al lugar desde el Castillo en romería.

Fue multitudinario porque acudieron centenares de personas, muchas acompañando al cortejo desde la parroquia de Santa Catalina, y otros uniéndose en la misa de campaña junto al altar. Y fue reivindicativo porque no faltaron voces y pancartas que pedían regresar al viejo itinerario de la Patrona de La Solana.

En cualquier caso, la actividad evidenció algo indiscutible: el gran fervor mariano de los solaneros hacia su virgen. La tarde era plomiza y soplaba el viento, pero la temperatura era ideal. La imagen salió en su cochecillo de viaje a las 5,30 de la tarde desde la parroquia de la plaza, arropada por su Capitán, Eusebio Naranjo, la Junta Directiva de la cofradía, el clero, y una muchedumbre de personas detrás.

La llegada al antiguo altar constituyó un momento especial porque habían pasado 43 años desde que la virgen se posara por última vez sobre él. Minutos después, a las 7,30, comenzó la eucaristía, concelebrada por los párrocos de Santa Catalina, Benjamín Rey, y San Juan Bautista de la Concepción, Juan Carlos Gómez Rico. Las sillas preparadas por el Ayuntamiento se llenaron en seguida, más otra mucha gente que escuchaba de pie.

En la homilía, Benjamín Rey se confesó emocionado por el éxito de la convocatoria, señal inequívoca del apego de los solaneros con su Patrona. Apoyado por un micrófono amplificado con dos altavoces, el oficiante fue breve en su exposición. A esas horas comenzaba a refrescar y no era cuestión de extenderse. El coro de Santa María amenizó la misa de campaña con sus cánticos.

Al término de la celebración eucarística llegó la Agrupación Folklórica “Rosa del Azafrán”, que irrumpió con una galera bien enjaezada y los músicos y bailarines, tanto adultos como niños, vestidos de romeros al más puro estilo de antaño, incluidos mandiles, pelerinas y mantones, o calzones de pana, blusas y abarcas. Toda una recreación de aquellas romerías de no hace tanto. Fue fácil ver rostros de gente más mayor, muchos de ellos ancianos de avanzada edad, mirando con sus ojos de par en par, tal vez rememorando lo que ellos vivieron durante tantos años cuando eran jóvenes romeros.

La procesión de regreso al Humilladero comenzó cuando la luz del día ya se escondía. Muchos fieles habían comprado velas eléctricas para acompañar el desfile hasta la ermita, seguido por mucha gente, tanto caminando junto al cochecillo mientras cantaban el Rosario de la Luz, como en las aceras de la calle Camino Altar de la Virgen. Ya en el Humilladero, se leyó un poema que en su día dedicó Federico Romero, Hijo Adoptivo de La Solana y autor de La Rosa del Azafrán, mientras bailaba la Agrupación Folklórica.  

Devoción mariana y reivindicación, juntos en el antiguo altar