jueves. 28.03.2024

El Tomelloso literario

Mi paisano y amigo Manuel López Fernández-Sacristán, estudioso y buen conocedor de la vida y la obra de Juan Alcaide

Mi paisano y amigo Manuel López Fernández-Sacristán, estudioso y buen conocedor de la vida y la obra de Juan Alcaide, que ha publicado interesantes artículos sobre dicho insigne poeta valdepeñero, en la prensa local y provincial, me regaló hace unos días un ejemplar del  interesante libro “El Tomelloso Literario: una profecía autocumplida”, cuyo autor es el extremeño Rubén J. Pérez Redondo, doctor en Sociología por la Universidad Pontificia de Salamanca y actualmente profesor en la Universidad Rey Juan Carlos. 

El referido libro ha sido publicado por la Diputación de Ciudad Real, en su emblemática colección: Biblioteca de Autores Manchegos y lleva una original y bella ilustración de cubierta de José Luis Cabañas, junto a un excelente prólogo del gran poeta y mejor amigo Dionisio Cañas, que, bajo el título “El retorno de lo Rural: ¿Es Tomelloso La Atenas de la Mancha?”, nos introduce en la historia literaria de esta población y la enorme cantidad de autores: poetas, novelistas, periodistas… que han nacido en esta  hermosa y laboriosa ciudad vecina, en la que tan buenos amigos tengo y por la que siento un cariño especial, ya que, en el año 1988,  me dedicaron un número monográfico de su prestigiosa revista literaria “El Cardo de Bronce”, que dirigía el poeta Valentín Artega y eran sus redactores mi queridos amigos: Tomás Casero Becerra, Leopoldo Lozano y Manuel Moreno Díaz,  este último, licenciado en Filología Clásica, era el redactor jefe y es un  magnífico vate  y crítico literario, que ha obtenido varios premios prestigiosos  y actualmente es profesor de secundaria en un pueblo de Valencia.

La citada revista, que  tributó el homenaje de reconocimiento a mi obra,  también se conocía con el nombre de “Cuadernos de Poesía y Pensamiento El Cardo de Bronce”, que con la ayuda económica de la Consejería de Cultura de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, el Área de Cultura de la Diputación de Ciudad Real y el Patronato de la Casa Municipal de Cultura de Tomelloso, editaba el Grupo Artístico y Literario tomellosero “Jaraíz”; número extraordinario, que tuvieron la gentileza de ofrecerme,  en el  que colaboraron más de 60 escritores y poetas, entre los que destacan: Pablo García Baena (Premio Príncipe de Asturias de las Letras), Luis García Montero (Premio  Nacional de Literatura),  Carlos Murciano (Premio Nacional de Literatura), Vicente Núñez y Luis Antonio de Villena (Premios de la Crítica), entre otros, que escribieron sobre mi poesía o realizaron estudios sobre ella.

 También participaron los pintores: Oscar Benedí, Manuel Domingo Castellanos, Dimitri Papageorgio, Juan Sánchez, Gregorio Prieto…, que ilustraron algunos de los trabajos publicados en dicho número especial dedicado a mi obra poética, en unos tiempos difíciles para mí, en los que  tenía muchos detractores por mi diferencia sexual, especialmente poetastros de mentalidad trasnochada y pueblerina, hasta el extremo de que uno de esos poetastros fracasados,  oculto en el anonimato y corroído por la envidia- paisano por más señas-, me hizo unos anónimos públicos, que envío a cientos de casas de Valdepeñas-mi ciudad natal-, en los que, entre otras lindezas,  me llamaba: “puto de pillos” y “gordo tormento de los muchachillos”,  dado que fui el primer poeta castellano-manchego que se atrevió a  escribir  abiertamente poesía homoerótica, en esta tierra nuestra, en unos años, en los que aún estaba vigente la famosa “Ley de Peligrosidad Social”, que fue la que hasta 1995 se nos podía aplicar a los “maricones” por escándalo público, lo que se consideraba, si se hacía apología de la homosexualidad.

Igualmente Dionisio Cañas, escribía sobre sus relaciones homosexuales, pero el  residía entonces en Nueva York., donde vivía con su compañero el célebre e influyente crítico literario José Olivio Jiménez, mentor, amigo y persona fundamental en la vida de Dionisio, que se hizo catedrático de Literatura de la City University, donde desarrolló su vida docente e investigadora con absoluta normalidad, hasta jubilarse y regresar a su Tomelloso natal, donde hoy habita y sigue escribiendo y es muy activo en las redes sociales.  

  EL LIBRO

“El Tomelloso Literario” es un estudio sociológico en la historia de la Literatura de la mencionada ciudad manchega, que comienza en los finales del siglo XIX y principios del XX con “La Poesía de la Quintería”, en la que los pocos gañanes que sabían escribir, tras finalizar sus duras faenas agrícolas, redactaban y leían sus versos, que solían ser relacionados con las labores del campo y las cosechas, pero muchos de esos escritos eran en forma de coplas y cancioncillas. Posteriormente,  continúa con “Los Poetas Rurales”,  que eran vates autodidactas , entre los que merece destacar a Ignacio Castellanos González, Jesús Madrigal Olmedo, Francisco Rosado Castillo, entre otros,  que tenían un talento innato para la poesía, sin haber podido ir apenas a la escuela, pero que llegaron a publicar en periódicos y revistas locales, incluso editaron poemarios y obtuvieron premios de sus versos, especialmente en su pueblo, donde algunos fueron fundadores del Grupo Literario “La Media Fanega”, que tiene numerosos miembros de la denominada poesía agraria

 Incluso recuerda dicho volumen a los buenos escritores Luis Quirós Arias y Juan Torres Grueso, entre otros, que destacaron en su época, pero especialmente  a Francisco Martínez Ramírez, “El obrero de Tomelloso”, que es el referente de finales del siglo XX, fundador del periódico “El obrero de Tomelloso” y autor de la novela “La venta del Tomillar” (1946), entre otros muchos trabajos, ya que era un hombre culto y leído, formado en Derecho y adelantado de su tiempo, que fue consejero de Melquíades Álvarez, fundador del Partido Reformista y que presidió las Cortes Españolas, en 1922.

 Además, Francisco Martínez Ruiz, fue funcionario público del Ayuntamiento de Málaga y gobernador civil de Huesca, que participó muy activamente en la vida política en Madrid, pero nunca olvidó a su pueblo natal, dado el  mucho interés que tenía por verle prosperar, hasta el extremo de que nunca dejó de luchar denodadamente por él, intentado que el ferrocarril pasara por Tomelloso, donde creó la sociedad cultural Círculo Instructivo del Obrero, cuyo objetivo principal era la integración de los campesinos en el mundo de la cultura, algo bastante difícil de conseguir en aquellos años, donde la mayoría de los hombres y mujeres de la España rural eran analfabetos.  

En 1944 se crea en Tomelloso “La Fiesta de las Letras”, promovida por la Orden Carmelita en esa villa, pero fue su gran impulsor el magnífico novelista tomellosero Francisco García Pavón, que también descubrió el  talento literario de dos grandes poetas paisanos: Eladio Cabañero y Félix Grande, ambos autodidactas, ya que el primero apenas fue a la escuela y su trabajo era la agricultura y la albañilería.

 El segundo fue alumno de una escuela primaria entre los 6 y los 13 años,  dedicándose después a diversos oficios: jornalero en una bodega, trillador, carpintero, pastor de cabras y vacas, entre otros, pero ambos llegaron a tener una gran cultura libresca, dado que  eran fieles visitantes y lectores voraces de la Biblioteca Municipal de Tomelloso, cuyo bibliotecario era  García Pavón, que fue el que con su apoyo y patrocinio se los llevó a Madrid y los introdujo en el mundillo literario, donde Cabañero trabajó en la Biblioteca Nacional y en el Ministerio de Cultura, llegando a ser redactor jefe de las revistas “Estafeta Literaria” y “Nueva Estafeta”,  y obtener los premios Nacional de Literatura (1963) y el Premio de la Crítica, en 1971 por el conjunto de su obra,  que solo lo componen cuatro poemarios, pero que fueron suficientes para ser considerado uno de los grandes poetas de su generación, que, además, era un hombre bonachón, entrañable y nada pedante, algo raro en el gremio de la pluma, que está repleto de mediocres que se creen García Lorca por haber publicado unos tomitos de versos.

 Félix Grande, cuando llegó a Madrid, en 1961 empezó vendiendo libros por las casas, entre otros trabajos para poder ganarse el pan, hasta que comenzó  a trabajar en Cuadernos Hispanoamericanos, revista de la que acabó siendo director en la década de los 80 y ganado importantes galardones, entre otros el Nacional de Poesía (1978) y el Premio Nacional de Flamencología por su libro Memoria del Flamenco,  siendo autor de más de 40 libros de poesía, narrativa y ensayo sobre literatura y sobre temas flamencos, además de conferenciante, ensayista, y colaborador en numerosos medios de prensa escrita.

LA FIESTA DE LAS LETRAS.

“La Fiesta de las Letras”, es un caso único en Castilla-La Mancha, ya que un municipio agricultor y vinatero, que vivía de las viñas y los cereales, creó uno de los certámenes más reputados de literatura de España,  en plena posguerra, en un pueblo de La Mancha, cuando ser escritor o poeta estaba mal visto y te consideraban un vago o un bohemio, especialmente en las aldeas y pueblos pequeños de aquella España triste, hambrienta y falta de libertades. Pero gracias a García Pavón, Cabañero, Grande y  López Martínez, entre otros tomelloseros ilustres, que desde el madrileño Café Gijón, fueron los que consiguieron atraer a los poetas y escritores de primera fila, como Camilo José Cela, Antonio Gala, José García Nieto, Adriano del Valle, Leopoldo de Luis, Luis López Anglada, Gerardo Diego, Rafael Morales, Manuel Alcántara, Rafael Guillen, Carmen Martín Gaite, Carlos Murciano, Francisca Aguirre, Francisco Umbral, entre otros más, hasta llegar a cerca de ochenta escritores, entre los que se encuentran los más célebres de la literatura española, que fueron galardonados con premios de poesía y narrativa en su afamada” Fiesta de las Letras”.

Bienvenido sea este curioso volumen, que nos narra de forma amena la crónica de la literatura en Tomelloso, pero especialmente de “La Fiesta de las Letras”, certamen literario que, junto a otros convecinos, fue creado y organizado por cuatro escritores amigos citados anteriormente: Paco García Pavón, Eladio Cabañero, José López Martínez y Félix Grande, paisanos manchegos con los que tuve una buena amistad y conservo sus libros dedicados y la correspondencia que mantuve con ellos durante muchos años, particularmente con el autor de Plinio y Las Hermanas Coloradas, cuyas cartas y tarjetas postales, fueron publicadas, algunas de ellas, en el catálogo “Joaquín Brotóns: 25 años de vida-obra 1977-2002”, que editó el Ayuntamiento de Valdepeñas, mi ciudad natal, con motivo de mis Bodas de Plata con la Literatura, donde montaron una exposición en el desaparecido Centro Cultural Cecilio Muñoz Fillól, en 2002, en la que de forma cronológica se pudo ver, en las distintas secciones: una veintena de retratos míos realizados por Oscar Benedí, Vicente Nello, Heriberto Mora, Marisa Crespo, Miguel Megía Ramos, Miguel Carmona Astillero, Paco Leal, Xaro, Eugenio Ruiz Olivares, Carlos Tarancón, Antonio Román, Javier Guzmán…; junto a los dibujos y portadas que ilustraron algunos de mis poemarios,  y los libros  dedicados a mí por sus autores y  amigos, como José Hierro, García Baena, Vicente Núñez, García Montero, Luis Antonio de Villena, Francisco Nieva, Leopoldo de Luis…

 Algunas de dichas ediciones dedicadas, llevan también dibujos de sus artífices, especialmente los de José Hierro (Premio Cervantes), que no solo era un grandísimo poeta, excelente persona y cálido amigo, sino también un magnífico dibujante y original pintor, que tuvo el  fino y delicado detalle de regalarme dos de sus obras: “Sin Título” y “Autorretrato con Chinchón”, realizados en 1996 con su pluma estilográfica y coloreados con anís Chinchón, que era el que degustaba  siempre cuando nos reuníamos en la cafetería “La Moderna”, en Madrid, donde solía ir a escribir, ya que tenía la rareza de no poder hacerlo en su casa y prefería los bares con el ruido de la gente y las máquinas “tragaperras”, algo que siempre me asombró, dado que yo necesito silencio absoluto, como la inmensa mayoría de los escritores.  

En la citada muestra, que organizó el Consistorio de mi ciudad natal, también se mostraron en vitrinas de cristal, todas las primeras ediciones de mis libros y algunas de las revistas literarias en las que ha colaborado: Barcarola (Albacete), Batarro (Almería), Empireuma (Zaragoza), El Cardo de Bronce, Manxa, Calicanto, Estaribel… (Ciudad Real).

 Asimismo, los visitantes pudieron contemplar una amplia colección de fotografías mías de infancia, juventud y madurez; más una selección de la correspondencia que he mantenido durante años con autores como José Hierro, Ángel Crespo, García Pavón, Celso Emilio Ferreiro, García Montero, Leopoldo de Luis, Rafael Montesinos, Francisco Nieva, Vicente Núñez, Rafael Pérez Estrada y Luis Antonio de Villena, entre otros, cerrando dicho catálogo textos de Hierro, García Baena y Villena, junto a poemas míos inéditos o no incluidos en libro, algunos de ellos manuscritos a mano o mecanografiados, en mi antigua máquina de escribir.

 Además de  una cronología y bibliografía de Matías Barchino, Profesor Titular de Literatura en la Universidad de Castilla-La Mancha y uno de los mejores estudiosos de  mi obra, junto a los catedráticos y profesores de Universidad: Fernando Martínez de Carnero Calzada, Manuel Fernández Nieto,  Luis de Cañigral, Jesús Barrajón…, y los filólogos: Amador Palacios, Pedro Antonio González Moreno, Pablo César Moya, Miguel Peñasco Velasco, Joaquín Benito de Lucas, Pascual Antonio Beño, Fernando José Carretero y Manuel Moreno Díaz,  entre otros, que han escrito interesantes trabajos, estudios y  críticas sobre mi obra literaria, destacando los textos de José Hierro, García Baena, García Montero, Leopoldo de Luis, Carlos Murciano, Francisco Nieva, Vicente Núñez y Luis Antonio de Villena, escritos, que pueden leer en mi página de Internet: www.joaquinbrotons.com.

Que el divino Baco, cubra con su pámpanos del triunfo este extraordinario y documentado libro, profusamente ilustrado con fotografías en blanco y negro, fechadas entre los años 1906 y 2015: “El Tomelloso Literario: una profecía autocumplida”; trabajo, que puede ampliarse también con los grandes pintores que han nacido en “El Tomelloso”, como Antonio López Torres y el famoso mundialmente Antonio López García, entre otros muchos, dado que,  también tiene una buena cantera de pintores jóvenes que ya están triunfando, como Pepe Carretero, viejo amigo desde hace muchos años, cuando empezó a traer sus obras a la Exposición Nacional de Artes Plásticas  de Valdepeñas, en la que ha obtenido varios importantes  galardones, cuyas telas se exhiben en el Museo Municipal de la Ciudad del Vino, cercanas al bellísimo cuadro de su paisano Antonio López García, titulado “Desnudo en la Playa”, premiado en 1959, en dicha renombra Exposición de Valdepeñas, que ha llegado a su 78 edición y fue premiada con la Medalla de Oro a  las Bellas Artes, siendo, en la actualidad, Internacional y  la decana de las más reputadas muestras de Arte Contemporáneo de España.

                                                                                                    www.joaquinbrotons.com

 

 

El Tomelloso literario