Lo primero que hay que hacer es preparar la piel para broncearla y mejorar su estado, algo que se hace exfoliándote cada semana, suavemente mediante movimientos circulares, bien con un peeling cosmético o con uno casero. ¿Qué como haces el casero?, muy sencillo: mezclando gel de baño con un aceite portador de almendras, sal gorda o azúcar, lo debes homogenizar hasta tener la textura adecuada y lo aplicas a tu piel. Después es muy importante que te pongas una crema específica para cada zona, por ejemplo, una para los pies, otra para las piernas y abdomen, en este caso reductora o anticelulítica, y para la espalda, brazos y escote, una crema hidratante o reafirmante.
Es muy importante que tanto el peeling como la crema se aplique con movimientos circulares y ascendentes. La piel cobrará luminosidad, tersura y tendrá un bronceado más bonito y de calidad.
En cuanto a los pies, ya sabéis que con las sandalias y el calor sufren mucho y hay que mimarlos. El consejo es que en un barreño o en el bidé viertas en el agua un puñado de sales minerales, los tienes en remojo entre 5-10 minutos, los secas muy bien, sobre todo por la parte de los dedos. Después realizas un masaje con aceite esencial de lavanda y limón, insistimos también en uñas y dedos. Como automasajeador podemos usar una pelota de tenis.
Para el mal olor de los pies debes verter en el agua, de forma generosa, bicarbonato y el zumo de un limón. Mantén los pies en el agua unos minutos y después aplica al calzado polvos aromáticos.