jueves. 28.03.2024

Pensionistas y mujeres

Desde esta misma columna venimos advirtiendo del peligro de que los problemas que sufre una parte importante de la sociedad, se vayan incubando. Que la clase política desoiga sistemáticamente a sus gobernados. Que los abusos de una minoría, muy poderosa, arrase con los derechos de una mayoría. Que la clase política no sea consciente de que los pensionistas han soportado una buena parte de la crisis económica y social. Que los responsables de percibir la injusta situación de muchas mujeres estén en otras historias. Que el sistema no tome medidas para paliar la situación insoportable de casi la mitad de los jóvenes.

Todos esos sectores oprimidos parece que no pueden molestar al poder establecido. ¡Qué ilusos! La historia nos enseña que esos sectores llegan a cansarse, llegan a no soportar los abusos, llegan a salir a la calle a decir: ¡Basta ya! Y salen, y seguirán saliendo, conforme se den cuenta de que el poder establecido los está engañando. Cuando perciben eso de que “no hay dinero” es una milonga. No es cuestión de dinero es cuestión de prioridades. Porque para otras cosas si hay dinero.

Cuando se dan cuenta de que la corrupción y lo de las puertas giratorias es algo mucho más trascendente de lo que nos quieren hacer ver. Un director general de un banco que entra en quiebra, pasa a ministro de Economía. Un ministro de Economía pasa al Banco Central Europeo. Un vicepresidente del Banco Europeo de Inversiones pasa a ministro de Economía. Y esto es solo un botón de muestra. Estos señores, y otros muchos, en todos los niveles, ¿van a priorizar los problemas de los pensionistas, de las mujeres, de los jóvenes? Claro que no. Su punto de mira va a estar en el trampolín para su próximo salto. Su punto de mira está en su bolsillo. Su prioridad va a situarse en quienes les van a facilitar su recolocación.

Esto no tiene más que dos salidas. O la socialdemocracia, como en otras épocas, toma conciencia, se remanga, y hace frente al problema, -con todas las dificultades que ello encierra-, o llegará un día en que esto explote. O se reforma el sistema, o se produce la ruptura. O acabamos por las buenas o por las malas. La desigualdad y la corrupción han llegado a unos límites que no se pueden tolerar un día más.

Pensionistas y mujeres