jueves. 28.03.2024

LÓPEZ &GALÁN ABOGADOS informa sobre los principales errores de la crisis sanitaria, lo que ha implicado un aumento de las consecuencias negativas, que conllevará querellas criminales contra los responsables del Ejecutivo. De la comparativa con otros países, y del importante número de infectados y fallecidos en España, se pueden extraer los principales errores en la gestión de la pandemia:

1. Se ignoraron las advertencias de la  Organización Mundial de la Salud (OMS), lo que generó una respuesta tardía.

El Gobierno no tomó en consideración las advertencias de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y de la Unión Europea  para hacer acopio de material sanitario durante los primeros momentos de la expansión del coronavirus. El Ejecutivo no creyó necesario hacer compras adicionales preventivas para "garantizar que los trabajadores sanitarios estuvieran protegidos", como aconsejaba el organismo multilateral en un informe fechado el 3 de febrero. Por su parte, Sanidad tampoco vio oportuno seguir el aviso de la OMS el 11 de febrero para comprar un remanente de equipamiento (mascarillas, guantes, gafas protectoras, respiradores, batas quirúrgicas o camas, entre otros), que le permitiera afrontar un posible contagio masivo  como pasó cuatro semanas después. Actualmente España encabeza la lista de sanitarios infectados con coronavirus y vive una crisis de abastecimiento, tanto por falta de material como por los problemas logísticos que empiezan a surgir con los proveedores de China. De hecho, los primeros test de diagnóstico rápido que compró el Ejecutivo resultaron fallidos y hubo compras erróneas y con retraso

Ignorar las advertencias de la OMS y la falta de previsión aumentaron los efectos negativos de la pandemia

El 30 de enero, el Ministerio asumió las competencias de "vigilancia de salud pública", ya que ese día la OMS había emitido su alerta de emergencia internacional por el coronavirus, incluyendo a todos los países de la UE. La Ley General de Sanidad Pública, en su artículo 14, establece que la "gestión de alertas que procedan de la UE o de la OMS" es "competencia" directa y automática del Ministerio, al igual que todas aquellas alertas "de carácter supra-autonómico o que puedan trascender del territorio de una comunidad autónoma". El 3 de febrero, la OMS emitió un informe en el que aseguraba que "las medidas de prevención y control" son "absolutamente esenciales para garantizar que los trabajadores sanitarios estén protegidos" del virus. Recomendaciones de la OMS emitidas desde el 30 de enero, que advertían de la gravedad del nuevo coronavirus y aludían a tomar acciones concretas que, en el caso de España, no empezaron aplicarse hasta después del Estado de Alarma.

De hecho la manifestación fue el 8 de marzo y no sería hasta el 21 de marzo cuando se decreta el Estado de Alarma, decidiendo de una forma improvisada suspender la libre circulación y establecer el confinamiento.  Hubo una falta de previsión y la respuesta tardía del Gobierno aún teniendo como precedente lo que había sucedido en China –Wuhan, y especialmente los focos activos de Italia en febrero, lo que implicaba un riesgo inminente para nuestro país, que fue incapaz de cerrar el puente aéreo ni tomar medidas de control  frente a los viajeros italianos.

2. Fallos en el acopio de material y desprotección absoluta de los sanitarios.

La centralización de las competencias en Sanidad de las Comunidades Autónomas en torno al departamento del Ministerio de Sanidad, provocó errores de coordinación y retrasos en la adquisición de material porque la crisis le había superado.  A todo ello hay que añadir que uno de los puntos de mayor tensión fue el envío de los denominados «test fraudulentos», los 50.000 kits rápidos que adquirió el Gobierno a finales de marzo a una empresa sin licencia, y cuyas pruebas no contaban con la sensibilidad suficiente como para utilizarse en pruebas diagnósticas de Covid-19, supuso un nuevo error en la gestión. Una «negligencia» en el suministro de material de protección a las Comunidades Autónomas desbordadas que se vieron obligadas a obviar el mando único y adquirir material por su cuenta propia con sus aciertos y desaciertos. Por ello en España los contagios de los sanitarios ascienden a mas de 38.000 profesionales, lo que convierte a nuestro país en el que más sanitarios infectados tiene.

3.  Los datos «ocultos» de la crisis, la desinformación y la limitación de derechos fundamentales.

El Congreso de los Diputados tiene como función controlar al Ejecutivo, en el desempeño de sus funciones. Una de las denuncias en el Congreso de los Diputados ha sido la referente al uso de estadísticas irreales y falsas por parte del Gobierno para ocultar el número de muertes reales en la pandemia. Ha sido un nuevo error hablar de fase de desescalada cuando, según los datos de algunas comunidades autónomas, los números de positivos y muertes pueden ser hasta un 75% superiores a los datos oficiales.

Desde que la pandemia comenzó los Tribunales de Justicia han destacado que las cifras oficiales de las diferentes regiones y las aportadas por el Ministerio de Sanidad no cuadran. Los datos del Sistema de Monitorización de la Mortalidad Diaria reflejan un aumento injustificado de muertes en Castilla-La Mancha, Castilla y León, Valencia o Navarra. Hay un importante numero de víctimas que no son consideradas de coronavirus, puesto que no había test, ni comprobaciones pero que una vez visto los estragos ocasionados en la población pueden deducirse que la causa real de fallecimiento fue por coronavirus. 

Otro ejemplo lo ponía Madrid solo en las residencias de ancianos, habrían muerto en el último mes 4.260 personas por coronavirus, pero sólo han computado en los datos del Ministerio de Sanidad 781 de las mismas; las 3.479 personas restantes fallecieron con síntomas de la enfermedad, pero no recibieron ningún test que lo acreditase y, por tanto, no se contabilizan. Este nuevo error convierte a España en uno de los países con la mayor tasa de mortalidad en el mundo.

A todo ello hay que añadir una falta de empatía por parte de los responsables del Ejecutivo, con las víctimas, consideradas como bajas admisibles en una guerra. Las ruedas de prensa institucionales y propagandísticas y la incapacidad de reconocer los errores dificultan la salida de la crisis. El sectarismo ideológico que se observa en los debates del Congreso para ocultar los errores de la gestión de la crisis sanitaria es otro ejemplo más de los graves problemas a los que se enfrenta nuestra sociedad con una población devastada desde el punto de vista sanitario y económicos. Todo ello dentro de un clima de vulneración de derechos fundamentales como la libertad de expresión o el derecho de libre circulación, que se acompaña con un control de medios y redes para evitar el ejercicio libre de crítica.

4. Falta de consenso, nula coordinación de las autonomías y fracaso de los Pactos de Moncloa.

La falta de consenso político y  coordinación entre las actuaciones del mando único del Ministerio de Sanidad y las de las Comunidades Autónomas ha sido una de las grandes asignaturas pendientes de la crisis. Los encuentros semanales con los líderes autonómicos para «imponer sus decisiones», sin que existe una deliberación o discusión al respecto, ha sido objeto de polémica.  Todo ello hacía inviable el poder reproducir los “Pactos de  Moncloa” que se gestaron en la transición, principalmente porque la clase política no tiene la madurez intelectual y constitucional que aquella generación,

Los principales errores de la crisis sanitaria