viernes. 29.03.2024

Sin frentismos

El profesor de Derecho Constitucional, Javier Pérez Royo, escribía el pasado día 30 de octubre un extenso artículo en el que habla de “Declaración de Independencia y Coacción Federal”. Simplificando, cosa que la mayoría de las veces no es buena, podíamos interpretarlo como que ni la declaración de independencia, ni la aplicación del artículo 155 solucionan el problema que existe en Cataluña desde hace muchísimos años. El problema es mucho más complejo, mucho más profundo. Pérez Royo habla de ilusionismo colectivo. Cuando el problema de una colectividad, nada desdeñable, afecta a los sentimientos, por su irracionalidad resulta difícil de afrontar.

Para que nadie se lleve a engaños, hay que dejar muy bien sentado, muy claro, que la declaración de independencia se ha hecho de forma ilegal, se ha hecho de la forma más chapucera que se podía haber pensado. Con lo cual la aplicación del 155, arriesgado e inconveniente, lo han hecho necesario los propios declarantes de la independencia, han sido ellos los que lo han hecho imprescindible. No han dejado otra salida. ¿No será que lo buscaban? Otro problema es que lo han tenido que aplicar los mismos que durante muchos años le han estado echando leña al fuego.

Ha sido así, pero ya ha sido. Ahora le toca hablar a la justicia. Ahora es el momento de hacer política, de reflexionar de volver al argumento de que el 155 no soluciona el problema de fondo. Por ambos procesos, de ida y vuelta, yo, siempre he mantenido, y mantengo, que los protagonistas de los dos bandos, por llamarlos de una forma entendible, no son los legitimados para hacer frente al conflicto.

Se equivocan, los que reclaman hacer frentes de batalla. No, Sra. Arrimadas no es formar un frente anti independentistas lo que hace falta en este momento. Ni tampoco intentar, de forma artificial, unir a todos los independentistas en un mismo frente; se equivocarían. Es diálogo, es acercamiento, es tender puentes. Es reconocer al diferente, y hablar. Es sentarse todos. Solo veo al PSC en condiciones de tomar la iniciativa; por su historia en Cataluña y por su relato actual. La reforma constitucional es urgente, pero no solo por el conflicto territorial; es urgente también, no lo olvidemos, por otras muchas cosas que están tan atascadas como esta, y que si no las arreglamos explotarán de la misma manera.

Sin frentismos