viernes. 29.03.2024

Van Gogh-Picasso-Cezanne: tres modelos de gestión plástica

Podríamos indicar que existen dos grandes modelos de gestión-marketing-comercio artístico plástico, si se quiere tres, el último ya casi olvidado.

Primero, el del artista, que fallece joven, con una obra en mayor o en menor grado no reconocida, y después se lanza al mercado y al valor artístico y estético, llegando a ser considerado iconos de la era moderna, y al mismo tiempo de los precios estratosféricos: Modigliani y Van Gog serían diríamos los dos caos emblemáticos.

Segundo, el artista, que desde joven se proyecta en el mercado del valor, y por tanto en todos los engranajes del arte, galerías, grandes galerías internacionales, museos, subastas, catálogos, medios de comunicación, etc. El caso paradigmático podría ser Picasso. Basquiat, es una combinación del primer y segundo modelo.

A nuestro gran Picasso, gran y grande en el mundo del arte y de la estética, no tanto en otros terrenos éticos y morales, a nuestro gran Picasso diríamos que le han seguido y continuado otros.

Tercero, el autor plástico que arrastra toda su vida, su arte, que posiblemente abre nuevas vías, y que es desconocido o casi, que diríamos el mercado durante muchos lustros y décadas, le da casi aversión, pero que al final de su existencia, ya casi en la senectud, tiene la suerte o el azar de encontrar a su Aladino, podríamos indicar en este caso Vollard, y el artista Cezanne.

Ciertamente, esta manera y este modo, es en estos tiempos se produce en muy raros casos, porque el mercado de la gestión artística y estética, plástica, ha pasado, de que un autor para ser considerado artista, como en siglos anteriores, salvo excepciones, tenía que tener una edad y experiencia y obra realizada, que no ocurrían todos estos ponderamientos hasta al menos cuatro décadas de su existir, se ha pasado a la nueva situación, a descubrir talentos, y se les denomina ahora autores emergentes, se apuesta por diez o cincuenta o cien cada generación en cada continente, esperando que uno, uno se transforme en el futuro Modigliani o Picasso o Van Gogh o Basquiat.

Ciertamente en este esquema de explicación del arte de estos dos siglos, existen combinaciones y mezclas, y como la vida, diversos modos de materialización.

Uno de los más empleados es crear grupos-escuelas, realizados por los mismos autores, o incentivados por gestores-promotores-marchantes, intentando abrir un nuevo campo, diríamos una posible nueva tendencia o ismo o corriente o "neo”.

Esto ha proporcionado muy buenos resultados. De ahí, que todos los artistas plásticos, buscan marchante, buscan encontrar una nueva tendencia, aunarse en un grupo de autores plásticos, o muchas veces, copiar otros manifiestos e ideas de otros autores, olvidados o semiolvidados, y cambiarle el nombre a los manifiestos que esos autores han creado-criado durante años y, y ellos intentar llevarse el mérito.

Por supuesto todo en el mundo es más complejo, tiene más variables, tiene más ponderaciones, más influencias, más motivos, más razones y más causas y más finalidades… Por tanto, es imposible, en un modesto artículo de mil palabras, sintetizar toda la realidad, de estos dos últimos siglos, de un millón de artistas, de docenas de docenas de miles de promotores-gestores-galerías-marchantes, de críticos y de otros intermediarios del mundo del arte, de docenas de miles de coleccionistas, en mayor o menor grado, y de todas las administraciones públicas, y sus intereses, en el mundo del arte.

Pero, yo, modestamente propongo otro modelo de gestión del arte y de las artes y de la cultura. Sugerencia que llevo explicándola ya cuarenta años, y escribiéndola y redactándola desde hace lustros.

Pongámonos en una óptica empírica, de empirismo, de ciencia natural. Es decir, el biólogo y el botánico, no se presentan ante él, un nuevo individuo de una especie desconocida, que habita en algún lago del Amazonas, sino que ese investigador va recorriendo nichos ecológicos, recogiendo individuos y especímenes, etc.

Creo que no es el camino como hasta ahora, que el escritor envíe su manuscrito a cien editoriales, para que las cien le digan que no, o no le contesten. Que el artista plástico envié su dossier, a mil galerías o marchantes, para que todos se callen, o le contesten que ya tienen su nómina de artistas. O que el músico, el diseñador, el dramaturgo o…

Creo que la solución más racional, sin menoscabo de las actuales y de las anteriores, es que las administraciones públicas o, y privadas, creen directorios o archivos por especialidades, de todas y cada una de las artes y de otros saberes, incluso científicos, filosóficos, teológicos, etc.

En esos archivos o directorios, que pueden ser físicos o materiales, o virtuales. Cada autor, que quiera estar, con unas condiciones mínimas, pero no demasiado exigentes, envíe su curriculum, fotografías de sus obras, enlaces a Internet, etc.

De tal modo, que por ejemplo, imaginemos que existe un Archivo o directorio de poetas, sea a nivel nacional, sea a nivel regional o provincial.

En ese directorio estarían insertos, mil o diez mil o cinco mil o tres mil poetas de ese ámbito territorial. Por lo cual, ahora todos los intermediarios, toda la industria cultural de esa especialidad, todos los investigadores, todos los difusores o todos los “influencers”, como ahora dirían, si desean conocer lo que existe, es decir, todas las especies de plantas en un nicho ecológico, en un territorio, solo tienen que ir a bucear en esas aguas…

De esos mil poetas, que existen en tal región, pongamos la Mancha, por poner un ejemplo imaginario, el antólogo selecciona a diez o a cien, para editar en su revista, en su editorial, o en su antología.

Y si se hace ese directorio, cabe esperar, que existe una mínima esperanza, para que cientos de autores, que están en sus rincones y desiertos, laborando, durante años, muchas veces, décadas, su actividad artística o estética o científica o filosófica. Cabe la posibilidad que la obra que hayan realizado no se pierda o no se destruya, quede de alguna manera, un registro, y quizás, quizás incluso, soñando un poco, dentro de cien años, cuándo vengan otros aires, otros investigadores, puedan darse cuenta, que tal obra de tal autor, tenía más valor que le dieron en su tiempo. Al menos servirá de documentación y de historia y de recuerdo. Quizás, no se perdería tanto como se destruye actualmente, en cajones o en los vientres de la ballena de los ordenadores, en los estudios-taller o…

Al final, en una época que tanto se habla del reciclaje de materias, con razón, del medio ambiente, porqué en el ámbito de las artes y del saber en general, no se aplica los mismos criterios, porqué si aceptamos que “cientos de miles de obras, si no millones de cientos de miles de autores en el mundo se pierden y se destruyen, adrede o medio adrede, o desidia, o por valorarlas como que no tienen talento o polisignificados”.

¡Ahí dejo el guante-sugerencia-análisis, ya no sé si dedos de aire, ya tantas veces expresada dichas palabras-ideas…!

Van Gogh-Picasso-Cezanne: tres modelos de gestión plástica