Replantearnos los fundamentos de la dimensión pública de cuantos nos rodean, viendo como algunos líderes políticos tratan de “sacar partido” a los pronósticos nacionales, buscando su puesto en un consistorio disputado.
Las diferentes formaciones que concurrirán en las próximas elecciones municipales me parece que ensayan disciplinas que no superan esta crisis sistémica: política, sociedad, poblacional, y cultural.
Los ciudadanos no pueden participar en debates, que cuando se organizan está arreglados para evitar preguntas embarazosas bajo acusación de “reventadores”.
Me hubiera gustado que saliera adelante una antigua propuesta de Cs.: AGORA CIUDADANA, como espacio-marco de debate, ejemplo de tolerancia, pero parece que los tiempos corren en otra dirección: política en paquetes comprimidos por los que quieren monopolizar en beneficio propio. ¡No importa qué número de concejales se pueden sacar, mientras salgan ELLOS como posible opción remunerada sin tener que demostrar competencia en nada!
La idea de la EJEMPLARIDAD, es de larga tradición socio-política. Y los graves problemas que se ven a diario, ilustran ideales críticos de cuanto dicen hacer las cosas mejor, sin ser diferentes aunque pretendan hacer normal lo que debiera ser criticable.
No es difícil buscar el porqué de tantos años manteniéndose un mismo partido, frente a sus errores nacionales y corruptelas, frente a los que no son capaces de articular un movimiento de cambio.
Aristóteles decía: “la actividad es el verdadero motor del cambio moral y es nuestra voluntad la que está en juego”.
Los que se pasan el tiempo elaborando argumentos para mejorar las cosas en el sistema educativo, no son los que dan clases, cuando se olvida que lo más esencial en la educación no es la Ley que lo regule: SOMOS NOSOTROS, Y NI LOS PARTIDOS, NI LOS SINDICATOS “DE CLASE” pueden mejorar lo que ocurre en las aulas, SOMOS NOSOTROS sí sabemos potenciar unas palabras que no pueden ser mágicas: EJEMPLARIDAD PÚBLICA para que cada uno tome su actividad sin caer en la mediocridad de tanto discurso que pueda tapar realidades que no ven los ciudadanos: aficiones marginales y en consecuencia falta de EJEMPLARIDAD que oculte conductas basadas en “ eso lo hacen todos”.
Para criticar, para ser alternativa, hay que ser más auténticos, dejando de las malas políticas de peineta y ramo de flores, peleándose por salir en la foto, mientras la procesión va por dentro.