viernes. 26.04.2024

Podemos distinguir

Soy periodista ucraniana y os puede parecer que podría escribir un artículo sobre la dichosa crisis en mi país en vez de levantar una tormenta alrededor de la política en España. 

Pablo iglesias (Copiar)

Soy periodista ucraniana y os puede parecer que podría escribir un artículo sobre la dichosa crisis en mi país en vez de levantar una tormenta alrededor de la política en España. Puede parecer, pero tengo dos razones importantes para expresar mi opinión: la primera es que aquí, en este país veo mi presente y mi futuro; y la segunda es que las próximas elecciones en España (muy, muy próximas), más bien su resultado, indirectamente van a influir al destino de mi patria, Ucrania. Soy una jugadora de pocker pésima – voy a abrir mis cartas en seguida. El artículo se trata de la creciente popularidad del partido “Podemos”. No pretendo hacer un análisis profundo del programa que propone, ni tampoco enfrentarlo a otro partido político. Tan solo quiero que veáis lo que está pasando con mis ojos.

Hace unos días estaba hablando con mi amiga Yulia, que es una periodista en temas de economía y política en Ucrania. Me contó de las tormentas que están estrujando a nuestro país y de la mediocre actuación del gobierno a la hora de introducir las reformas. En respuesta le conté que España está esperando la muerte del sistema político bipartidista, y que en el juego entró un nuevo y potente jugador – Podemos. Intenté describirle las ideas que propaga el nuevo partido, el crecimiento de su popularidad, las medidas que proponen efectuar al entrar en el parlamento… Pero Yulia me cortó con una pregunta que me dejó sin palabras: “¿Quién les da el dinero?”

Muchas veces me preguntaba lo mismo y al no encontrar una respuesta dejaba esta cuestión hasta la próxima vez. Pero últimamente, este tema empezó a interesar a la sociedad que está a punto de hacer su elección, y así poner el destino del país en las manos de uno u otro equipo de los funcionarios. Sí, los políticos también son funcionarios. No son estrellas de la tele, ni filósofos, ni negociantes – son burócratas contratados por el pueblo durante un tiempo definido para crear y mantener el estado de bienestar. Tengo que recordar que en España la sociedad mantiene en parte a los partidos políticos, y lógicamente, no hay demasiado dinero público para desarrollar la infraestructura de un partido político, aún menos para los gastos de su promoción.

Se supone que una institución política debe crearse con prudencia, a largo plazo, incrementando su potencia según su trabajo local. Es decir, los partidos políticos nuevos se crean a la base de una agrupación local, donde pueden recoger firmas para sus candidatos, ganar las elecciones locales, a través de demostrar en la  práctica su utilidad y expandir su influencia más allá de la comunidad donde empiezan, hasta llegar a un nivel nacional.

El proceso de la creación y desarrollo de un partido político se puede acelerar. Con mucho dinero. Por ejemplo, se crea un partido con una ideología centrista o más bien de derecha que tiene como su objetivo promocionar los intereses del negocio mediano y grande a nivel de la política nacional. Los que inician este proyecto representan a los jugadores del mercado quienes saben perfectamente que para ganar hay que gastar. Los promotores hacen la inversión en su partido político con la espera de devolverla a través de nuevas leyes que les permitirán conseguir una bajada de impuestos, algunas ventajas a la hora de exportar sus productos, la defensa de los intereses de los fabricantes españoles ante los competidores de otros países etc. Todo está claro: los que tienen el dinero quieren multiplicarlo gracias a la política nacional. Pero cuando hablamos de un partido que se crea en la parte izquierda del eje político, se supone que son los pobres educados y atrevidos los que quieren cuidar del resto de los pobres (aquí el término “pobre” incluye a cualquiera que no sea rico; además, últimamente la clase media en España se acerca cada vez más y más a los necesitados, así que no estoy muy lejos de la verdad uniendo a la mayoría del país en la categoría “pobres”). ¿Podemos, los pobres, sacar todos nuestros ahorros y ponerlos a un bien abstracto que teóricamente nos espera en un futuro? Me parece que poco probable…

Aproximadamente hace unos años en el escenario del drama político de España subió nuevo protagonista – Pablo Iglesias y su partido Podemos. No es que subió – se abrió paso con una energía extraordinaria. “El nieto de Chaushesku”, como lo llaman a sus espaldas los diputados del Parlamento Europeo, en un principio negaba su pertenencia clara a la izquierda, posicionándose tan sólo como defensor de los derechos de cada español en particular y de la nación española a nivel europeo. Pasaron meses y su proyecto Podemos tuvo un éxito tremendo en las elecciones europeas. Llegó la hora de construir el programa para la remontada en las elecciones en España.

¿Qué es lo que vi todo el año pasado? Muchas concentraciones públicas de la gente que pertenecía al proyecto Podemos. Mucho color violeta, muchas pancartas, muchas salas alquiladas, muchas protestas bien organizadas. Todo con unos productos de propaganda bien diseñados e impresos. Mucho dinero gastado… Mucha crítica a los oponentes… Muchas promesas increíbles… Y ningún hecho auténtico en mi pueblo (Valdepeñas).

Os voy a recordar lo que es la democracia. Es una pirámide donde la voluntad de las personas particulares, como tú y yo, en sus pequeñas comarcas hacen su vida, y según las necesidades y problemas a los que nos enfrentamos, destacamos nuestras sugerencias y exigencias primero al poder local, y más allá, al gobierno nacional. Para no estrujar el aire con gritos histéricos (tipo “¡Dame eso!”, cuando un niño quiere una piruleta y patalea) nos dirigimos a nuestros semejantes, quienes son activos socialmente y pertenecen a ONGs y partidos políticos. Si nos falta en el pueblo el material escolar para los niños de las familias económicamente vulnerables, si queremos mandar ayuda a los refugiados de un país en guerra, si queremos avanzar en el desarrollo de nuestras empresas etc. buscamos el apoyo de los políticos locales, sean los que gobiernan o los que estén en la oposición. Según la efectividad de los que nos ayuden, creamos una opinión positiva basada en los hechos reales de ayuda. Así después, elegimos a los representantes de nuestros intereses en los ayuntamientos y las instituciones provinciales. Es la base de la pirámide. Somos nosotros aquellos cereales, semillas de la iniciativa, la fibra del organismo del estado.

Los políticos están en la cima de esta pirámide cuyo nombre es democracia. Para llegar allí, un partido político debería elaborar una receta de un plato sano e equilibrado, incluyendo los hidratos de todos sus hechos buenos (respondiendo a nuestras necesidades actuando en práctica), dándonos la hortaliza de buenos servicios sociales, proteínas de la educación y cultura, sirviéndonos un poco de embutido de posibilidades de realizar nuestros talentos personales.

No sé vosotros, pero yo no voy a comer unas chucherías de calorías vacías de promesas, envueltas en etiquetas de colorines. Se han producido ayer, son frescas y atractivas, pero nos prometen una úlcera de estómago que vamos a tener que curar durante muchos años, o peor, por la tontería, debilidad o capricho de un día, quedarnos enfermos para la toda la vida…

Preguntaros a vosotros mismos, ¿qué es lo han hecho las oficinas recién abiertas por vuestra familia, por vuestra empresa, por vuestro pueblo, por vuestra provincia? ¿Dejaríais a vuestros hijos a un desconocido con una pinta simpática que os prometa cuidarlos muy bien? ¿Prestaríais dinero al vecino que alquila el piso de al lado hace dos semanas? ¿Practicaríais el sexo sin condón con un desconocido guapo?

Y otro… Lo que más me preocupa es con qué diablo han firmado el contrato Iglesias y Co. ¿Decís que fue un error tremendo el rescate que pidió Rajoy a Merkel? ¿No os gusta pagar las deudas que no os pertenecen? Pues entonces preguntaros a vosotros mismos, ¿De dónde viene la cantidad de dinero tremenda que inyectaron a la fruta recién nacida de Podemos que crece como loca? El que invirtió su dinero en este proyecto lo va a querer de vuelta. Y no serán vuestros impuestos miserables. Será vuestra tierra, vuestra independencia, vuestro derecho a vivir y decidir el futuro vuestro y de vuestros hijos. Creedme a mí, ya tengo el corazón roto por un país que arruinó un diablo con la cara de póker. Tal vez tenga el corazón herido, pero los ojos bien abiertos. ¿Y vosotros?..

Anfisa Motora, de Valdepeñas con respeto y agradecimiento a España democrática

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