jueves. 28.03.2024

Sobre el mal, los males y los malos, II

Demasiados no admiten que el mal existe, pero también esos mismos, cuándo a ellos les realizan actos, otras personas, que no les gustan, consideran que les están haciendo un mal o un tipo de mal o de males. Por lo cual, es obvio y evidente, que universalmente, todo el mundo acepta, al menos, sobre si mismos, que unos actos son buenos y otros no son bueno, o son malos o indiferentes…

- Aceptemos que existen normas morales, que son universales, es decir, admitidas como buenas o malas, por la casi totalidad, de los seres humanos, sociedades, culturas, entonces, hay que plantearse si esas normas son buenas o no, moralmente. Y entonces, cada ser humano tiene que aceptar la bondad o la maldad de esa norma, primero a nivel teórico o conceptual, segundo, después la aplicación que cada individuo tiene que realizar de ella.

Es decir, nadie negará que “no matarás”, “no robarás”, “no mentirás”, “no adulterarás”, y una docena más, o una veintena o una treintena, son normas morales o éticas, o de conducta, que son universales…

Por lo cual, nosotros las sigamos o no, creamos en ello o no, tenemos que asentir con la voluntad y el entendimiento que son normas éticas y morales universales.

Otra cuestión, es si yo, yo como individuo concreto, las acepto como universales, si yo como sujeto, las admito en mi existencia, o solo son debidas a otros seres humanos, o yo no las cumplo o no cumplo alguna, pero si deseo que los demás las cumplan conmigo.

Y también, si un individuo conoce una regla moral, si sabe cómo cumplirla, qué actos o actividades tiene que realizar para poder materializarla, es decir, “no robar”, que tiene que hacer para no robar. O cuándo tenga la ocasión, cómo y qué actos realizar para no robar…

No solo hay que enseñar y el bien, que diríamos universal o natural, sin entrar en circunstancias y condiciones, sino también, también enseñar y aprender como hacer ese bien, según circunstancias, situaciones, etc.

- Imaginemos que hay diez normas universales, que todas las culturas, sociedades, tiempos, la inmensa mayoría de seres humanos, admiten que diez normas o cinco o quince son universales, incluso naturales, sin entrar ahora en esta cuestión.

Lo que sucede, es que, por lo general, nadie se salta todas las normas al mismo tiempo, o es una excepción de una excepción, o nadie quiebra todas las normas, sobre todas las personas que entra en relación.

Sino que por lo general, uno caemos en un error moral, y otros en otros. Por lo cual, el resultado en el mundo, es que hay una sensación de mal y de maldad, porque uno cae en el error de robar cuándo puede, el otro de cometer adulterio cuándo puede, el de más allá, en mentir cuándo le conviene… Por tanto, se crea un mundo, en mayor o menor medida, con graves errores morales y éticos, porque muchos actos buenos, hacen un mundo bueno y mejor; y muchos actos malos, hacen un mundo malo y peor.

- Aunque Dios no existiese, el mal y el bien no dejan de existir, aunque puedan concebirse de un modo distinto, sea existente Dios o no sea existente.

Aunque no existiese libertad, no dejaría de existir que unos actos son buenos, hechos con libertado o sin ella, y otros malos o indiferentes desde la moralidad. Otra cosa sería la responsabilidad de ese acto o del actor.

Aunque se diga que el mal no existe, entonces el bien tampoco existiría, se diga que no existe o existe, no por ello, unos actos serían más buenos moralmente, y otros menos.

Ciertamente, la bondad de los actos, la libertad del ser humano, Dios, y otras cuestiones están relacionadas y correlacionadas. Pero aunque no existiesen, ninguna de las tres concepciones, o el resto, no dejaría un acto de ser bueno o malo o indiferente… Aunque otra cuestión, sería la responsabilidad-voluntad-entendimiento-conocimiento-libertad del sujeto que lo realiza, sea sujeto individual o colectivo.

- Puede que en parte o en gran parte, algunos o todos mis actos, estén determinados o condicionados antes de yo ser conscientes de ellos.

Pero en el momento que soy consciente, en ese momento, mi entendimiento-conocimiento-voluntad-libertad-etc., intervienen en juzgar dicho acto que voy a realizar. Ciertamente en mayor o menor grado, incluso aunque admitamos que al mismo tiempo, mi entendimiento-conocimiento-razón-voluntad, también está condicionada o determinada por mi biología, genética, historia, experiencias, sociedad, cultura, etc.

Una persona, tiene diez kilos de jamón delante de ella. Cuándo es consciente o medio consciente de ello, puede en unos segundos o décimas, decidir, en mayor grado de libertad o voluntad o entendimiento o conocimiento o…, qué hace, lo guarda, se lo come todo, reparte parte y parte guarda, lo deja que el día siguiente, lo tira a la basura, etc.

No podemos justificar o que no existe el mal, o que si existe estamos condicionados o determinados por el mal, por ese tipo de mal, para de ese modo, no tener ninguna responsabilidad en el mal que hacemos o en el bien que hacemos.

El mal o al menos, muchos tipos de males, que hacemos, primero, pensamos, segundo, pensamos hacer, tercero, después lo hacemos. Tenemos que aceptar, que esos actos o son malos o son buenos o son indiferentes, y sean unas realidades u otras, según una serie de condiciones, nosotros tenemos en mayor o menor grado la responsabilidad-libertad-causalidad de hacerlos en mayor o menor grado… ¡Y esta es nuestra ley natural y social y moral como seres humanos que somos, según nuestra naturaleza, según el acto en sí, al que se refiera…!

Sobre el mal, los males y los malos, II