jueves. 28.03.2024

Luis Megía. Un icono de la D.O Valdepeñas

Luis Megía Cruz, hijo y nieto de bodegueros, saga vinatera que se remonta al siglo XIX, iniciada por Juan Megía Sánchez-Ballesteros, continuada por su hijo Francisco Megía Cornejo, que casó con Manuela Cruz y tuvieron siete hijos: Juana, Juan, Concepción, Luis, Alfonso, Vicente y Ramón, de los que Luis y Alfonso, se dedicaron a seguir la tradición de elaboradores y comercializadores de vinos blancos y tintos de Valdepeñas, destacando, entre todos ellos Luis Megía Cruz, que, en 1947 se independizó del negocio familiar y abrió, junto a su socio Antonio Recas Calleja -popularmente conocido como: “Picardías”-, la bodega en la calle de: “Las Cruces”, de Valdepeñas, donde iniciaron un próspero comercio de vinos, que instalaron en una bodega cuya superficie era de 2.983 metros cuadrados y que tenía 49 empleados, entre directivos y mano de obra directa e indirecta.

Años más tarde, se trasladó a la salida de ”El Peral”, también en la “Muy Heroica Villa” y “Muy Leal e invicta” ciudad de Valdepeñas, donde se amplió más el negocio que, en 1973 vendió Luis Megía al afamado empresario Eduardo Barreiros, que elevó mucho más dicha bodega y llegó a ser una de las más importantes de la D.O VALDEPEÑAS, hasta el extremo de que en unas instalaciones de 26.056 metros cuadrados de suelo urbano y  una producción de entre 80 y 100 millones de litros, entre depósitos de cemento, acero inoxidable y las típicas y centenarias tinajas de barro, llegó a ser un icono de la D.O Valdepeñas, que tenía delegaciones propias, entre otras, en Madrid, Sevilla, Málaga, Palma de Mallorca…, que abastecían distribuidores en exclusiva: Galicia, Asturias, Cantabria, Barcelona, Baleares, Canarias…

Asimismo, trabajaban con importadores distribuidores en exclusiva, en Europa y América, particularmente: Venezuela, Canadá, Inglaterra, Alemania, Suiza, Dinamarca, Holanda, Japón, Rusia, Estados Unidos…

(En la foto: Don Luis Megía (Izda) y amigos, 1976)

L.Megía y amigos, 1976 (Copiar)

Naves de crianza 

Dichas naves tenían una capacidad de casi 13.000 barricas de 500 y 640 litros por unidad, 2 cubetas de 16.000 litros y 4 cubetas de 8000 litros cada una, que, en total, su cabida era de 850.000 litros de vino para crianza. Además de su cueva de envejecimiento, que tenía un volumen de 1.500.000 botellas en la  centenaria gruta a 6 metros de profundidad-una de las más bonitas de la “Ciudad del Vino”- y excavada en la roca del subsuelo, cuya superficie era de 339 metros cuadrados.

(En la foto: Una de las naves de barricas de Luis Megía)

nave barricas L.Megía (Copiar)

La citada cueva- era la clásica y centenaria “cueva-bodega” de Valdepeñas-, que visité muchas veces y  desgraciadamente, como tantas otras, no se ha conservado para el patrimonio de mi amada ciudad natal, habiéndose construido sobre su solar y el resto de la antes nombrada bodega de la calle: Cruces, un edifico de pisos, que está situado enfrente de mi actual vivienda, donde estuvieron también las muy reputadas bodegas de: “Los Cornejo”, otra dinastía familiar de profundas raíces y tradición vinatera, que se ha perdido en la niebla del tiempo, como otras bodegas históricas y emblemáticas de la patria chica de Gregorio Prieto, Juan Alcalde, Francisco Nieva…, entre otras muchas: “Los Tellos”, “Ruiz de León”, “Los Morales”, “Los Tarancones”, “Luis Palacios”, “Peinado y Cía”, “Madrid y Hermanos”, “Piqueras”, “Morenito”, “Guerola”,  “Los López de Lerma”, y mi propia familia: “Los Brotones”, bodegas que fundó mi abuelo Joaquín Brotóns Fenoll en 1920 y en la que continuamos en los negocios familiares 3 generaciones más, hasta 1992 que se cerraron.

(En la foto: Cueva de Luis Megía)

Cueva L.Megía. (Copiar)

Marcas y ventas

Entres sus marcas más prestigiadas, sobresalen: “Don Luis Megía”, “Islero”, “Marqués de Gastañaga”, “Duque de Estrada”, que obtuvieron medallas de oro y plata en concursos nacionales e internacionales. También fue muy premiada, entres los vinos finos de mesa, la marca: “Luis Megía”, que era muy conocida en toda España y el extranjero, como ya he indicado anteriormente, hasta el punto de que, en 1989 eran 8.500.000 botellas/año las que se comercializaban el 50% en el mercado nacional; en la distribuidora de Madrid el 40% y en el mercado exterior el 10%, en unos años, en que los caldos de Valdepeñas no llegaban a tantos países como actualmente, dado que, solamente la conocida bodega: Félix Solís”, que, en el año 1952 fundó Félix Solís Fernández y que sus hijos y nietos han engrandecido mucho y abierto mercados en todo el mundo, ya que, en estos momentos, exportan a más de 110 países, además de el mercado nacional que es mayoritario, lo que la ha convertido en una de las más grandes industrias vinícolas del mundo. 

Etiquetas L.Megía. (Copiar)

Trabajadores

En sus años de más esplendor: “Luis Megía” llegó a tener 100 empleados fijos en nómina, en la bodega y su capacidad de almacenamiento de vino era de 23.000.000 de litros, distribuidos entre embotellado, crianza y envejecimiento.

Libro de firmas de honor

En dicho libro de firmas, entre las rúbricas de reputados empresarios, clientes, enólogos, actores, escritores y otras gentes del mundo de la cultura y la política, sobresalen la de la mi admirada escritora Rosa Chacel y la del embajador del Japón, el excelentísimo señor Toru Ishll, entre otras varias.

Sirvan estas líneas de reconocimiento y homenaje a toda la familia de bodegueros: Megía, que, durante dos siglos han mantenido encendida la antorcha de los vinos de calidad de Valdepeñas, pero especialmente a el fundador de: “Bodegas Luis Megía, S.A”, el antes rememorado Luis Megía Cruz, que tanto hizo por la calidad de los vinos acogidos a la D.O: Valdepeñas. 

Igualmente mi gratitud al popular empresario Eduardo Barreiros y a mis buenos amigos, paisanos de pura cepa y excelentes profesionales de la bodega, José Luis Galán Megía-sobrino de el fundador, que crió como hijo- y a Juan Sánchez, director técnico de dicha firma y uno de los mejores enólogos de España.

Por supuesto, ni que decir tiene, mi agradecimiento infinito a todos los obreros de la citada sociedad vinatera valdepeñera, que colaboraron en ella con su esfuerzo y entrega y, particularmente, a mi entrañable amigo, Antonio Sánchez López, buena persona, mejor trabajador y fiel “currante” de: “Luis Megía”, que fue el último en salir de la compañía mercantil, cuando el barco ya hacía aguas. Después, dicha industria pasó a otros propietarios, pero eso ya es otra historia…

www.joaquinbrotons.com

Luis Megía. Un icono de la D.O Valdepeñas