viernes. 29.03.2024

Actitud ejemplar

Todos los políticos dicen con insistencia que el debate debe ser de ideas, y no debates personalistas. Pero pocos lo cumplen; se queda en eso: en un deseo. ¿Cómo se debería haber planteado el debate que se cierne sobre el PSOE? ¿Cuál debería ser el fondo de la cuestión? Debería, no lo que ha sido. Y por no hacer lo que se debería, y hacer lo que nunca se debió hacer, es por lo que ha fracasado. Un desastre. Aquí se debatían dos posiciones; -deberían haberse debatido-.

Todos los políticos dicen con insistencia que el debate debe ser de ideas, y no debates personalistas. Pero pocos lo cumplen; se queda en eso: en un deseo. ¿Cómo se debería haber planteado el debate que se cierne sobre el PSOE? ¿Cuál debería ser el fondo de la cuestión? Debería, no lo que ha sido. Y por no hacer lo que se debería, y hacer lo que nunca se debió hacer, es por lo que ha fracasado. Un desastre. Aquí se debatían dos posiciones; -deberían haberse debatido-.

Por una parte los que pensaban, piensan, que dado el número de diputados, y dada la cerrazón de Podemos y Ciudadanos a compartir un gobierno de progreso, -como habían prometido-, y dado el convencimiento de que no eran, no son, partidarios de pactar con fuerzas nacionalistas, era un mal menor abstenerse en segunda votación y permitir así que gobernara el PP. Era la ocasión, -deberían haber defendido los partidarios de esta posición-, de imponer un cambio, desde la oposición, a las políticas que el gobierno de Rajoy había practicado. Legítima posición, si se explica con claridad, con mucha pedagogía, sin tapujos, sin “digo pero no digo”.

La otra posición, tan legítima como la anterior, era, es, la del “no es no”. Pensaban, piensan, los partidarios de ese rotundo NO a Rajoy que lo último, lo peor que puede suceder es que un PSOE, -una socialdemocracia-, se preste a ser el apoyo de un gobierno que nos ha traído injusticia, desigualdad y corrupción. Que si unas terceras elecciones le diesen más escaños al PP, que sean los ciudadanos, que sean sus votantes los que se los den. Pero el PSOE no.

Dos posiciones legítimas, respetables, que no se pueden etiquetar de la buena o la mala; solo diferentes ¿Qué ha pasado? Que el debate no se ha planteado en esos términos. Se ha planteado en el fango de los frentismos. Se ha planteado de la peor manera que se podía haber planteado. Se ha ido a machacar directamente al adversario. Y he aquí el resultado; son las consecuencias: un partido fraccionado y roto moralmente. Un partido socialista que no ha sabido, o no ha querido debatir. Algunos venimos defendiendo con insistencia que el socialismo no es solo ideología es actitud; y esta no ha sido una actitud adecuada, no ha sido una actitud ejemplar.

Actitud ejemplar