jueves. 25.04.2024

Iglesias y Errejón

Este mes de febrero se presenta políticamente apasionante. Dos acontecimientos que pueden marcar el devenir de la vida política y social de España. El Partido Popular y Podemos celebran sus congresos respectivos en medio de un ambiente de dudas en todos los terrenos: político, económico y social. 

Este mes de febrero se presenta políticamente apasionante. Dos acontecimientos que pueden marcar el devenir de la vida política y social de España. El Partido Popular y Podemos celebran sus congresos respectivos en medio de un ambiente de dudas en todos los terrenos: político, económico y social. No me considero ni politólogo, ni mucho menos hombre de aparato de ningún partido. Soy simplemente un alumno de la “Universidad de la Calle”, que se ha dedicado, a observar los movimientos, a estudiar lo que la sociedad percibe, y como reacciona ante esa percepción. Más de izquierdas que de derecha, más progresista que conservador, pero sobre todo ciudadano de la calle con libertad y tolerancia.

Pocas sorpresas espero del Congreso del Partido Popular. Todas las derechas que se engloban en el Partido Popular presentan el mismo perfil que la derecha, desde el siglo XIX, ha representado, tanto en el mundo de las ideas como en sus actitudes. Algo han evolucionado, como todos, pero en lo esencial, y comparado con las circunstancias de cada momento, muy poco. No espero nada nuevo.

Hoy quiero centrarme en el Congreso de Vistalegre II; que de ahí si espero sorpresas; y más que sorpresas, espero novedades que pueden modificar el rumbo de la izquierda en España. Hay un aspecto en la izquierda, que se le parece mucho a la derecha: que no ha cambiado. La izquierda, desde el siglo XIX, se ha distinguido por una lucha constante en busca de sus propios posicionamientos y de sus propias actitudes. Llevan siglo y medio tratando de recolocarse ante la sociedad. Con una idea muy clara en el terreno ideológico, en la defensa de los más débiles; pero con mucha más indefinición en el terreno del pragmatismo y de la estrategia para conseguir sus ideales. Y más aún en la lucha de poder para tomar posición.

Desde que el pueblo llano se levantó contra los abusos de la revolución industrial, hemos pasado por un comunismo, un socialismo, una socialdemocracia, y no sé cuantas más. Siempre con la muy digna ilusión de defender los derechos de los más débiles; pero sin encontrar la postura para conseguir esos loables objetivos. Y ahí se encuentra Podemos; ni más ni menos. Lucha de posicionamientos y de liderazgo.

Por eso es importante lo que pueda salir de Vistalegre II. No es una lucha entre dos personas; es una lucha entre dos formas de entender la izquierda actual. Pablo Iglesias representa “el idealismo ideológico originario de la izquierda y el ansia de alcanzar el poder para llevarlo a cabo”. Mientras que Íñigo Errejón representa la nueva adaptación de la izquierda a los tiempos actuales. Iglesias solo piensa en el yo, yo, y san yo; Errejón se propone el fin último de defender a los más débiles, con acuerdos, unión y diálogo. Veremos lo que aportan a la unidad de la izquierda.

http://juliocasarrubios.blogspot.com

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