sábado. 20.04.2024

Pedro presidente

Que un acontecimiento político, de la envergadura como el que hemos presenciado estos días, se produzca en un espacio de tiempo tan corto, puede sorprender; pero eso no puede significar, no significa, como algunos han pretendido, que es un ataque a la estabilidad. Todo lo contrario, es la prueba fehaciente de que entre todos hemos forjado una democracia madura y estable. Los mecanismos constitucionales han funcionado a la perfección y en el momento oportuno. Por tanto, todo eso que dicen algunos de inestabilidad, de ataque a las instituciones,… ¡pura rabieta!.

Pero hay que tener cuidado con las rabietas. Eso sí que es peligroso. El discurso que han diseñado desde el Partido Popular y desde Ciudadanos, es eso: una rabieta de malos perdedores. ¡Cuidado que están diciendo cosas muy peligrosas! Habrá que analizarlo y criticarlo; pero no en caliente. Hay que esperar a ver si se trata de una rabieta del momento, o es una forma de ser, una inercia, que ha venido para quedarse. No quiero entrar. Si se calma con el paso de los días, lo dejaremos pasar como una rabieta del momento. Pero si continúa, sí que habrá que denunciarlo.

Pedro Sánchez lo tiene muy difícil; muy difícil porque se va a enfrentar a tres corrientes simultáneas. Una objetiva: Tiene que enfrentarse a una situación ética, social y territorial tremendamente grave y arraigada. Otra interna: Hacer frente a corrientes de un endémico cainismo latente y residual. Rajoy ha sobrevivido por la falta de fortaleza en la izquierda. Pedro necesita un partido fuerte y unido. Y hay una tercera corriente que es, ni más ni menos, que una oposición previsiblemente bestial, de un sector de la derecha que no acepta la derrota. Siempre la interpretan como un robo. Veremos. Deseo que Pedro Sánchez sepa afrontarlo, por el bien de todos.

A pesar de las dificultades, reivindico, para los que sin participar en la política activa, nos sentimos socialdemócratas convencidos, el derecho de anhelar la ilusión de que entremos en una tercera etapa de progreso y bienestar social como ya se hizo en gran parte de las dos anteriores de 1982, y 2004. Permitan las moscas cojoneras que mantengamos la ilusión de entrar en una época en que cambie la forma de hacer política para satisfacción de todos. ¿Nos permiten reivindicar esa ilusión? Gracias.

Pedro presidente