sábado. 27.04.2024

Reforma educativa

Nunca desde la Transición se ha hablado tanto de la necesidad de un pacto por la Educación. Pero no se alteren, no se preocupen: “No se va a hacer”. Y no se va a hacer, porque la derecha no quiere; lo tienen muy claro, ni pensarlo, ni hablar; no les interesa una sociedad formada para los tiempos actuales; en ningún momento de la historia han querido formar al ciudadano para hacer frente a los problemas que de verdad le afectan.

Nunca desde la Transición se ha hablado tanto de la necesidad de un pacto por la Educación. Pero no se alteren, no se preocupen: “No se va a hacer”. Y no se va a hacer, porque la derecha no quiere; lo tienen muy claro, ni pensarlo, ni hablar; no les interesa una sociedad formada para los tiempos actuales; en ningún momento de la historia han querido formar al ciudadano para hacer frente a los problemas que de verdad le afectan. La derecha no quiere y la izquierda no tiene la voluntad política de ponerla en marcha, no toma conciencia de lo que se juega.

La derecha pone siempre a personajes como Wert, que no tienen ni puñetera idea de lo que es la Educación, lo ponen para que no se arregle, para que todo siga igual, para que todo se conserve “como Dios manda”, para que sirva a los parámetros ideológicos de la derecha conservadora, y se olvide de los intereses generales de la ciudadanía. Y la izquierda, que lo sabe, se preocupa más de si va a mandar Podemos o el PSOE, si va mandar Iglesias o Errejón, si va a mandar Susana o Patxi, o no se sabe quién. Los líderes de la izquierda se olvidan de para qué están ahí.

Todos los unos y los otros, se olvidan de lo que es, de lo que debe ser, un sistema educativo moderno, progresista, adaptado a los tiempos que corren. Si este reto se hubiese tenido en cuenta, desde hace muchos años, no tendríamos personajes como Trump dominando la política mundial, no nos engañarían como a niños imberbes con populismos y nacionalismos retrógrados, porque sabrían lo que viene detrás.

Tenemos una sociedad con un enorme déficit de educación para la ciudadanía, que no es el catecismo de la izquierda bolchevique, como nos dicen los que no quieren una sociedad formada. Y ¿qué es una sociedad formada? Una sociedad que sabe matemáticas, lengua, ciencias, geografía e historia, sí. Pero que sabe también darse cuenta de lo que pasa a su alrededor, que sabe ser sensible a los graves problemas globales, que sabe discernir entre la verdad y la mentira, que sabe pensar, que sabe debatir, que sabe escuchar y respetar, que no se deja engañar. Esa reforma educativa no ha llegado ¿Llegará? No lo sé, pero, no nos engañemos: mientras no llegue, los Trump, los corruptos, y las eléctricas, seguirán a sus anchas.

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