Nos dicen que es porque ha obtenido unos malos resultados. No es creíble. Es verdad que los resultados obtenidos por Carmona no son buenos: un 15,28 % de los votos es un pobre resultado. Pero en Valencia se ha obtenido un 14,7 %, en Bilbao un 11,95 % y en Barcelona un 9,63 %, por citar los casos más destacados. Y ninguno de esos candidatos ha sido destituido. Sí. Los militantes, simpatizantes o simplemente ciudadanos de a pie, faltos de información, percibimos, -y eso es lo más grave-, que hay otras cuestiones: rivalidades, codazos, pataditas por debajo de la mesa, recolocaciones, cambio de cromos, luchas internas, personas que por su honestidad resultan incómodas, intereses espurios,…en definitiva, falta de democracia y de transparencia. Esa es la imagen que se percibe.
Y me atrevo a opinar que es lo peor, porque supone desafección; precisamente cuando las ilusiones y las esperanzas están empezando a tomar fuerza, y cuando los defensores de “la socialdemocracia” empezamos a ver hecho realidad nuestro convencimiento de ser la única alternativa. Me ha encantado cuando he leído en la prensa que el PSOE busca líderes con perfil social, que sustituya al perfil del político tradicional; yo añadiría que sustituya al político que irradia esa mala imagen.
La proyección de Pedro Sánchez se consolida, en buena parte por la retirada elegante y discreta de los otros dos aspirantes, que supieron aceptar la derrota. Y en parte, -no lo olvidemos- porque los creyentes en “la socialdemocracia” estamos ojo avizor esperando con ansia acabar la etapa negra del neoliberalismo. No lo estropeemos, por favor. Aparquemos cualquier interés, que no sea luchar contra la corrupción y la desigualdad. Solo transparencia y “socialdemocracia”. ¡Solo eso!