miércoles. 17.04.2024

Tiempo de descuento

Un debate de gran altura. Pocas veces hemos visto en el Congreso debates de este nivel. Un debate cargado de ideología y realidad como no es frecuente. 

Un debate de gran altura. Pocas veces hemos visto en el Congreso debates de este nivel. Un debate cargado de ideología y realidad como no es frecuente. Me ha sorprendido el discurso de Pablo Iglesias. Me ha recordado al Felipe González de los años ochenta. Y no menos altura y energía política la de su portavoz Irene Montero. Si no se malea, con sus 29 años, tiene un carrerón por delante. Nos va a dejar muchas sesiones de gloria en el parlamentarismo español. También me ha sorprendido, gratamente, el alto nivel del nuevo portavoz del PSOE, José Luis Ábalos.

Iglesias y Ábalos han puesto de manifiesto que han entendido el camino errático en que se encontraban las relaciones entre PSOE y Podemos. Han entendido que el panorama político ha cambiado. Que ahora hay cuatro partidos en el albero, y que han llegado para quedarse. Que no se puede alcanzar el poder sin pactar, y que quien tenga capacidad y fuerza para pactar podrá alcanzar el gobierno. PSOE y Podemos están condenados a entenderse, nos guste o no.

Lo que hay que esperar es que ninguno de los dos trate de hacerle trampas al otro, como hasta ahora ha hecho Pablo Iglesias, empezando por esta moción de censura. Albert Rivera ha dejado al descubierto su irrelevancia procedente de atacar al PP pero sin apartarse de él, para poder recoger los votos desencantados de la derecha corrupta. No se puede jugar con dos barajas al mismo tiempo.

A Mariano Rajoy hay que reconocerle su acierto al dar la cara. Aunque su ausencia, el segundo día, supone una falta de respeto. Ha dado señales de perdido, enrocado en el cinismo del crecimiento económico y del empleo, y queriendo mostrar que la corrupción no va con ellos. Dos mentiras que ya no se pueden sostener. Y por si fuera poco, aparece su portavoz y la caga, como de costumbre. Que entre 350 diputados haya un impresentable no es extraño. Pero hombre, que sea el portavoz del partido que sustenta al Gobierno, y que sea aplaudido por sus 137 compañeros.

Todo esto hace que, la moción, justificada, y pésimamente fraguada, al final, puede que sirva para dejar al Gobierno de Rajoy en tiempo de descuento. ¿Cuánto va a durar la prolongación? Depende de la oposición, depende de las fuerzas del cambio.

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