jueves. 25.04.2024

Un relato honesto

La figura de Zapatero está tomando estos días una dimensión de hombre de estado, muy destacada en nuestra historia reciente, como consecuencia de la desaparición de ETA. Por cierto: ETA no ha desaparecido ahora; desapareció el 20 de octubre de 2011. Pongamos las cosas en su sitio. En la mejor de las interpretaciones podríamos calificar el hecho actual, como el reconocimiento definitivo de su derrota; como la prueba de que el final anunciado y cumplido hace siete años iba en serio. Tiene toda la pinta de ser una autojustificación, timorata e incompleta, hacia ellos mismos.

Los presidentes González y Aznar hicieron lo que pudieron, y supieron, para luchar contra la sinrazón de la banda terrorista. ¿Se podría calificar de fracaso porque no consiguieron acabar?. No lo consiguieron, pero sería injusto calificarlo de fracaso. Contribuyeron a que se fuera avanzando hacia el final. Quizá.., seguro, que sin las tareas de estos dos presidentes, Zapatero no hubiera conseguido llegar al final. José Luis Rodríguez Zapatero, en cuanto llegó a la secretaría general del PSOE, introdujo dos factores más, a los ya introducidos por los presidentes anteriores: convencer al entorno de ETA de su error, y apartar del debate político el terrorismo.

¿Ahora toca pasar página? Sí, pero después de haberla leído muy bien. Una página que no se ha leído con visión profunda e imparcial no se puede pasar. No nos vaya a ocurrir lo que con “La Memoria Histórica” de la Guerra Civil y la Dictadura. Con el indecente pretexto de no reabrir heridas se cierra en falso, no se sacan las consecuencias que la historia nos enseña, y ocultamos una parte de la realidad. El fenómeno “ETA” tiene la suficiente entidad y trascendencia para no olvidarla sin antes analizarla.

Si a partir de ahora, empezamos a tirar de la cuerda para que cada uno vaya arrimando el ascua a su sardina, si vamos hacia los derroteros de apropiarse de la victoria, si unos hablan de ETA como el conflicto vasco, si los otros tratan de acusar al adversario de traicionar a los muertos, si alguien cae en la tentación de aprovecharlo como arma arrojadiza, o simplemente tratemos de esconderlo tras un tupido velo, estaremos hurtando a las generaciones venideras de su derecho a conocer una realidad, que hemos sufrido, y que afortunadamente se ha terminado.

Julio García-Casarrubios Sainz

http://juliocasarrubios.blogspot.com

Un relato honesto