Es la hora de los valientes, de los que dan la cara, de los que no se callan, de los que no se encojen de hombros. Es la hora de los españoles que no se avergüenzan de serlo, que rinden tributo a los que hace cuarenta años abrieron las puertas a la Libertad y la Democracia. Es la hora de no frivolizar en las redes sociales con absurdas campañas de boicots comerciales y tópicos rancios. Es la hora de ir unidos frente a los que quieren romper Cataluña, separarla de su Nación, de su tradición, de su Historia. Es la hora de mirar a la cara a los que pretenden levantar en Europa un nuevo muro de la vergüenza como el que calló en Berlín hace 26 años. Es la hora del patriotismo y la unidad de acción política bajo el paraguas de la Constitución. Es la hora de España.
Desde que los políticos separatistas catalanes empezaron con esta espiral absurda, basada en mentiras y engaños, he escuchado opiniones para todos los gustos: desde que se vayan, hasta que hay que mandar a la Legión. Y ni una cosa ni la otra. El asunto catalán no se soluciona con extremismos de un lado ni del otro. Se soluciona como lo está haciendo en estos momentos el Presidente del Gobierno: con todo el peso de la Ley, respetando los tiempos y los procedimientos marcados por el Ordenamiento Jurídico de nuestro Estado de Derecho. No se trata de aplicar el artículo 155 de la Constitución así, sin más; se aplicará si llegado el caso fuera necesario. En estos momentos lo que había que hacer es lo que se ha hecho: convocar a todas las fuerzas políticas y sociales, alcanzar la unidad de acción y ahora todos en fila y unidos a seguir los procedimientos adecuados. Lo dejó bien claro Mariano Rajoy en su declaración de Béjar: si fuera necesario se actuará con todo el peso de la Ley, pero sin prisas ni aturdimientos.
Repito: es la hora de los valientes, de los que dejan de lado sus colores políticos frente una amenaza al Estado tan grave como la del 23 de Febrero de 1981 y se ponen al lado del Gobierno Legítimo de España para ir contra la sinrazón y la deriva de los que han llevado a Cataluña a la ruina social y política, y todos aquellos que tuercen la nariz, ponen peros escrupulosos y siguen erre que erre con postulados decimonónicos y falsorrevolucionarios por favor que se aparten a un lado y no molesten, no es su hora. Hay que tener sentido de Estado.
Dicho todo lo anterior: desde mi condición de ciudadano español confío en mi Gobierno y estoy seguro de que está moviendo las fichas en esta complicada partida de ajedrez con toda la claridad y seguridad que da la razón y la Ley. Esta partida se va a ganar, pero mientras se juega no debemos hacer ruidos inútiles que molesten al jugador que ya tiene planeado el jaque mate, no le distraigamos con tonterías, de lo contrario estaremos dándole ventaja al adversario.
Seamos valientes, seamos españoles sin complejos aunque no juegue la Selección Nacional de Fútbol, seamos patriotas de verdad: responsables y copartícipes del triunfo de la Ley sobre la mentira y la ambición de cuatro locos visionarios que han sido capaces de cambiar la Historia para tapar sus miserias.
¡Visca Catalunya, viva España!