viernes. 26.04.2024

Lobo hombre en París

Una de las canciones de la banda sonora de mi vida es este tema de La Unión.  Desde la primera vez que la escuché me enganchó. Pero lo que nunca pensé fue ver lobos sanguinarios recorriendo las calles de París. La noche del 13 de Noviembre no había luna llena, pero los lobos dejaron un rastro de sangre y muerte que espero que no olvidemos nunca. Porque ahora todos somos París pero ¿y dentro de unos meses? 

atentados-en-paris-2117999w640

Una de las canciones de la banda sonora de mi vida es este tema de La Unión.  Desde la primera vez que la escuché me enganchó. Pero lo que nunca pensé fue ver lobos sanguinarios recorriendo las calles de París. La noche del 13 de Noviembre no había luna llena, pero los lobos dejaron un rastro de sangre y muerte que espero que no olvidemos nunca. Porque ahora todos somos París pero ¿y dentro de unos meses?

Arturo Pérez Reverte (que como novelista tiene un pase, pero como analista no es santo de mi devoción por obvio) publicó hace unos meses un artículo bajo el título “Es la guerra santa, idiotas” y desgraciadamente tenía razón.

Hace muchos años, a finales de los 80, vi un reportaje una noche en la 2 de TVE titulado “La espada de Islám”. Me sobrecogió. Pero más me ha sobrecogido ir comprobando desde el 11-S que aquello que ya se anunciaba hacía 20 años se iba a ir cumpliendo poco a poco, sin prisa pero sin pausa.

Cuando vimos por las calles de mi pueblo los primeros árabes hace muchos años que venían a abrir tiendas de “todo a cien” nos pareció algo exótico y hasta curioso: aquellas primeras chilabas, aquellas barbas y turbantes. Y todo fue normalidad hasta que un verano aparecieron dos hombres vestidos de blanco y con largas barbas y a partir de ese momento las mujeres marroquís que aquí vivían se cubrieron la cabeza con pañuelos y al poco tiempo vestían largos caftanes.

Abrieron una mezquita, toda de mármol blanco, en la M30 de Madrid, un centro cultural decían y de repente nos enteramos que un imán en Marbella (la Marbella de los petrodólares, los grandes jeques, de grandes yates y grandes propinas) enseñaba como pegar a las mujeres sin dejar huella.

Hace poco más de un año en Córdoba se empezaron a recoger firmas para que la mezquita/catedral fuera “devuelta” al Islám, y nadie recordaba que la mezquita se construyó sobre las ruinas de una basílica cristiana destruida a sangre y fuego por los árabes que nos invadieron en la Alta Edad Media.

Y durante todos estos años oleadas y oleadas de hombres y mujeres iban instalándose al amparo de la enseñanza gratis, la medicina gratis, las subvenciones…Y ¡es que Europa es tan tolerante e integradora! decían con ojos beatíficos los biempensantes…

¿Y ahora qué? ¿Ahora qué hacemos? ¿Y ahora que ha despertado el lobo, cómo lo sujetamos? ¿Ahora que no hay quien controle Oriente Medio, cómo paramos la muerte, la guerra santa, el odio a los cristianos a los que crucifican? ¿Cómo nos defendemos de los que quieren acabar con nuestros valores, con nuestras libertades, con nuestra civilización? Imposible no pensar y recordar la decadencia y caída del Imperio Romano.

Me ha costado mucho, mucho, ponerme a escribir esta semana, pero os lo debía. Me ha costado mucho mantener la calma y la serenidad. He dejado muchas preguntas en el aire, que cada cual las conteste según su conciencia, ideas y principios. Pero como nos olvidemos del París del pasado día 13, o lo convirtamos en una fecha más a recordar con flores y músicas como el 11S o el 11M estamos apañados. Podemos dar por perdida la guerra contra el terror y despedirnos del sistema de vida occidental, de nuestras democracias, nuestros sistemas de libertades. Y hasta nos podemos olvidar de canturrear el “Imagine” de Lennon.

El Juez Gómez Bermúdez dejó hace un par de días una frase en el aire que me martillea las sienes sin cesar: “La pregunta no es si nos atacarán a nosotros, la pregunta es: ¿Cuándo y dónde nos van a atacar?”.

Que no se nos olviden los lobos que sembraron el terror y la muerte por los bulevares de París.

Lobo hombre en París