Vengo observando últimamente una cosa que me ha llamado la atención. No me sorprende pero me parece curioso. Parece ser que ha vuelto, sí, sí: que ha vuelto. En varios actos ha aparecido, discretamente, en segundo plano (por ahora) pero ahí está, rotundo, sonriente, hasta más joven diría yo. Bono ha vuelto. Sin ir más lejos en la visita que ha realizado Pedro Sánchez este lunes pasado aparecía él todo sonriente, bronceado, luciendo melena negra, detrás de su discípulo más aventajado. A nadie se le escapa que García Page, Presidente de Castilla La Mancha en sociedad con Podemos, se crió a los pechos de Bono, fue su chico para todo y hoy ya vuela solo ¿solo?, no sé yo.
La verdad es que yo creo que Bono nunca se fue del todo de Castilla La Mancha, su larga sombra siempre estuvo por estas tierras. Cruzó el Tajo para ser Ministro, luego Presidente del Congreso, brilló en los salones del “todo Madrid” como nadie, besó manos de marquesas y se codeó con lo mejor de lo mejor. Bueno, lo sigue haciendo que eso de pisar alfombras de la Real Fábrica le encanta. Pero últimamente vuelve a prodigarse por el terruño. Claro que como aquí le tenemos puesto piso…digo: despacho, secretarias y coche con chofer. Y mira que los del PP han intentado por todos los medios acabar con esos privilegios que nos cuestan cada año 160.000 euros, pero nada, que no hay manera, los del PSOE se niegan y con el apoyo de los de Podemos (que digo yo que, qué es lo que pueden esos) han logrado que Don José siga tan ricamente en sus tierras. ¿Y Page que opina? Me preguntó mi prima la de Sidney que sigue sin entender nada la pobre. A ver quién es el guapo que le explica que Bono es el tutor, el guía espiritual, el consejero áulico del nuevo señor de La Mancha, algo así como Merlín para el Rey Arturo.
No nos engañemos, Bono creó una región a su medida, supo tejer toda una red sociológica y configurar unos mecanismos que funcionan como un reloj. Fue faltar él unos años y venirse abajo. Y ahora que han recuperado el Palacio de Fuensalida gracias a sus socios de Gobierno no está dispuesto a que se vuelva a perder. Y por eso ha regresado: a tutelar, a dirigir en la sombra esta nueva etapa. No vaya a ser que su chico le falle y le fastidie la jubilación. Eso sí: sin perder de vista Madrid, que es muy listo Don José.
En menos de dos meses Page pasará su primer examen. Las próximas Elecciones Generales van a suponer una reválida de lo que obtuvo en mayo, o no, vaya usted a saber. Pero estoy seguro de que el de Salobre estará ya en su despacho toledano pasando las noches de claro en claro como Don Quijote ideando estrategias, que es mucho lo que se juegan ambos: uno su recién estrenada presidencia y el otro que sus intereses sigan a salvo. Y digo yo: ¿Algún día los castellanomanchegos dejarán de ser unos “santos inocentes” bajo la mirada del señorito y volarán solos? De momento parece que su Presidente no, Page sigue bajo la tutela de su padre político, del que le dio todo e hizo de él un hombre de provecho: Don José, el de Salobre, el nuevo señorito, el mago de llanos y montes.
Y yo sigo sin poder explicar a mi prima muchas cosas de esta tierra porque ni yo las entiendo.