Son días convulsos y apasionantes para aquellos que seguimos la evolución de la política nacional tras los resultados que arrojaron las urnas el pasado 20D.
Estamos asistiendo a los movimientos más inciertos y variopintos por parte de los cuatro partidos mayoritarios para conformar las cámaras e intentar formar un gobierno estable.
Hasta ahí, nada raro, pues el resultados en las urnas es un fiel reflejo de nuestra sociedad tan diversa, y esta vez, todas las inquietudes se verán reflejadas en las cámaras, algo que a muchos nos complace enormemente.
Lo chocante e inesperado es el espectáculo que nos están ofreciendo desde el PSOE, desmantelando cualquier atisbo de credibilidad de una más que discutible estabilidad en el partido a nivel interno. No es de recibo que su Secretario General sigua estando en modo de “PRUEBA” y cuyas decisiones sean tan cuestionadas en los medios de comunicación, en una lucha fratricida, que en nada beneficia al propio partido en estos momentos tan críticos de negociación.
Bien es cierto, que nunca fue creíble el comportamiento del Secretario General con respecto a la interpretación y aplicación de sus propios reglamentos, aplicando con total arbitrariedad sus criterios para quitar y poner candidatos a placer, saltándose la voluntad de las bases y sus “primarias descafeinadas” para contentar a los muchos llamados “barones”, los mismos que ahora le están moviendo el sillón a la mínima oportunidad.
Los ciudadanos de este país queremos que los políticos sean capaces de administrar los recientes resultados de las urnas, y en cuanto a las disputas internas del PSOE, no se lleven a engaño, si Pedro Sánchez consiguiera conformar gobierno, los barones que le están perjudicando y proclaman sus desacuerdos a los cuatro vientos, lanzarían pétalos a su paso y cerrarían en falso una crisis que se antoja interminable.
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