viernes. 29.03.2024

Familias y Nación

Las familias no sólo son eje vertebrador de la sociedad, la expresión máxima de la solidaridad intergeneracional y la principal escuela de valores nacionales, sino que también está en ellas la identidad de un pueblo y su historia en tanto que reproductora y multiplicadora de la identidad nacional. 

Las familias no sólo son eje vertebrador de la sociedad, la expresión máxima de la solidaridad intergeneracional y la principal escuela de valores nacionales, sino que también está en ellas la identidad de un pueblo y su historia en tanto que reproductora y multiplicadora de la identidad nacional. 

La historia de un pueblo es la historia de las familias que lo articulan. No hay historia nacional verdadera sin la historia tangible de sus familias. En Roma antes de la Historia Nacional, como la de Livio y otros analistas, está la historia de las familias. Sabemos que el amigo de Cicerón, su editor Ático, escribió una historia de los Junios a petición de M. Bruto y, por encargo de otros amigos, las de los Claudios, Marcelos, Fabios y Emilios. Una de las formas en que las historias familiares podían hacerse públicas y transmitirse era la costumbre de pronunciar elogios fúnebres antes de que se encendiese la pira funeraria. Las principales fuentes de la Historia Nacional Romana fueron los elogios fúnebres, que de forma tan nítida nos describe Polibio, 6.53.8-54.2.

“La conducción del cadáver se efectúa con carros precedidos de haces, de hachas y de las otras insignias que acostumbran a acompañar a los distintos magistrados, de acuerdo con la dignidad inherente al cargo que cada uno desempeñó en la república. Cuando llegan al foro todos en fila en sillas de marfil…Además el que perora sobre el que van a incinerar, cuando, en su discurso, ha acabado de tratar de él, entonces habla de los demás representados, comenzando por el más viejo, y explica sus gestas y sus éxitos. Así se renueva siempre la fama de los hombres óptimos por su valor, se inmortaliza la de los que realizaron nobles hazañas, el pueblo no la olvida y se transmite a las generaciones futuras la gloria de los bienhechores de la patria.”

Y aunque tanto Cicerón en su Bruto, 62, como Livio (8.40.2) sostuviesen que los elogios fúnebres distorsionasen a menudo la historia por medio de afirmaciones falsas, estas tergiversaciones no eran de importancia histórica efectiva, sino que sólo atañían a entroncar las familias con héroes o dioses. Lo que nadie pone en duda es que las tradiciones familiares acaban, al menos en Roma, siendo las tradiciones patrias. Las hazañas de un pueblo no las produce una marea en forma de turbamulta innominada, sin linaje ni apellidos, sino ciudadanos concretos criados en familias concretas.

Ésta es también la visión que tenía el gran Fustel de Coulanges cuando escribió la archiconocida obra maestra La Ciudad Antigua. Coulanges demuestra cómo los dioses patrios son la representación más sublime de todos los “dii familiares”. El propio Píndaro, en sus epinicios olímpicos, píticos, ístmicos y nemeos, elogia y exalta a los vencedores de los juegos panhelénicos, “parejos a dioses”, armonizando la gloria familiar con la gloria de la ciudad, articulando de ese modo las hazañas deportivas familiares con la gesta superior que entrañan a favor de la patria. Los triunfos pasados de la estirpe del atleta quedan encajados en el palmarés superior de la patria. La gloria de la patria inmortal queda así compuesta por un rizoma inextricable de gestas de sagas familiares. Cada triunfo atlético confirma la grandeza de la estirpe y da prestigio a la familia y gloria a la patria entera. Por otro lado, los Juegos, al tener un carácter fuertemente religioso ( como el teatro clásico ), el campeón se transforma en un sacerdote o médium de su pueblo ante los dioses superiores.

No sólo no puede existir sociedad, estado ni nación sin familias, sino que ni siquiera existe historia sin las mismas.

Hoy la familia es el auténtico pilar del llamado Estado del Bienestar y, por tanto, merecería una política integral con el fin de reforzar su protección social, jurídica y económica. Por todo ello, el Partido Pôpular está potenciando medidas que favorecen a las familias, entre las que destacan los incentivos fiscales, garantizar que los padres puedan elegir la educación que quieren para sus hijos, apoyar la maternidad e impulsar la natalidad, facilitar la contratación a quienes tienen cargas familiares, compatibilizar mejor el empleo con la vida familiar, etc.

Nuestra civilización sólo puede tener futuro si se basa en la familia.

Familias y Nación